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Irradiando angustia: La historia de los sobrevivientes americanos de la bomba atómica en su lucha por la indemnización del gobierno estadounidense - Parte 2

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Por muchos años, las heridas psicológicas y emocionales de los hibakusha se impregnaron en sus mentes mientras vivían vidas de aislamiento emocional, pero en 1960 los hibakusha empezaron a unirse. Con el empeoramiento de las enfermedades relacionadas con la bomba atómica, como el cáncer, el deseo de empatía de los sobrevivientes de la bomba atómica y la llegada de las “novias internacionales”, los hibakusha nacidos en Japón que se habían casado con americanos y emigraron a América con sus parejas americanas (a veces parejas japonesas americanas) durante los sesenta y setenta, los hibakusha americanos empezaron a organizarse a través de grupos como el “Hibakusha Friend Group”.

El 6 de agosto de 1965, aniversario de la bomba atómica de Hiroshima, se publicó un anuncio en los periódicos japoneses americanos The Rafu Shimpō y el Kashū Mainichi con una: “Llamada para todos los sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki”1, mostrando los primeros intentos de los hibakusha americanos a organizarse públicamente. A pesar de que “la razón para formar este grupo era una reunión de  compañerismo entre similares”,2 sigue siendo el primer intento notable en formar un grupo de hibakusha en América. La reunión estuvo programada para el 12 de agosto de 1965, el vigésimo aniversario de la bomba atómica de Hiroshima; pero, fue un fracaso total debido a los miedos de los hibakusha, como fue explicado por el líder del grupo local de hibakusha: “Si por alguna razón sus experiencias con la bomba atómica se hacen conocidas, su seguro sería cancelado inmediatamente”.3 

A pesar del poco satisfactorio número de hibakusha dispuestos a revelarse como tales o dispuestos a luchar por los derechos que ellos creían que merecían, el 12 de agosto de 1965 se convertiría en una fecha conocida por la fortaleza de un grupo; el 12 de agosto fue el segundo día de los Watts Riots (los cuales también se dieron en Los Ángeles), un hito en el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, los cuales habrían tenido consciente o inconscientemente un efecto en estos hibakusha.  A pesar del fracaso del Grupo de los Amigos de los Hibakusha, comenzaban a haber cambios dentro de la comunidad americana de los hibakusha; eventualmente, en 1970 se formó el CABS (Committee for A-Bomb Survivors o Comité para los sobrevivientes de la bomba atómica, por sus siglas en inglés). Fue con este grupo que los japoneses americanos finalmente iniciaron su lucha por la asistencia médica gratuita y el  ser reconocidos por el gobierno americano.4 Mientras que la correlación no necesariamente prueba la causalidad, la intensificación del Movimiento por los Derechos Civiles coincide exactamente con el inicio de la lucha por la asistencia médica de los hibakusha americanos proporcionada por el gobierno americano.

Un hibakusha, sobreviviente de la bomba atómica de Nagasaki, le cuenta a los jóvenes sobre su experiencia y les muestra fotos. Edificio de las Naciones Unidas en Viena, durante el Comité Preparatorio TNP 2007. (Foto: Wikipedia)

Detrás de esta última lucha por la asistencia médica gratuita estaba el deseo de los hibakusha americanos de sentirse americanos; ellos creían que si eran capaces de recibir asistencia médica por parte del gobierno americano, ello no solo facilitaría una carga financiera gigantesca sino también probaría su estatus como americanos, no el “enemigo”, como se les había retratado por mucho tiempo.

Mientras que los hibakusha americanos y los hibakusha americanos activistas luchaban por sentirse americanos, en 1976 el Presidente Ford emitió una disculpa por el internamiento de los japoneses americanos (luego en 1988 se aprobó un proyecto de ley para el pago de dos mil millones de dólares por daños de guerra a aquéllos que habían sido internados) lo cual continuaba distanciando a los hibakusha de sus homólogos japoneses americanos.

Unos años más tarde, en un intercambio en 1978 entre dos activistas japoneses americanos, Kanji Kuramoto (ya antes mencionado) y Harry I. Takagi, y la Casa Blanca, el deseo de los japoneses americanos para ser tratados como ciudadanos americanos por el gobierno americano está claramente ejemplificado. El Sr. Kumamoto inicialmente escribió una carta a la Casa Blanca en relación con su creencia de que los hibakusha americanos merecían asistencia médica gratuita proporcionada por el gobierno estadounidense, a la que recibió una respuesta del jefe de asuntos japoneses, el Sr. Featherstone; sin embargo, ambos, él y el Sr. Takagi, sintieron que la respuesta fue insuficiente y desconsiderada:

Querido Sr. Presidente:

…El Sr. Kuramoto está insatisfecho con la respuesta del Sr. Featherstone, porque (1) el Sr. Featherstone reconoció el hecho de que estaba tratando con un ciudadano norteamericano, y (2) la oficina del Sr. Featherstone parece ser de las que principalmente trata sobre los asuntos de los japoneses en Japón, en vez de tratar sobre los derechos de los ciudadanos americanos de ascendencia japonesa. El Sr. Kuramoto no se encuentra solo en su sentir; nosotros que somos ciudadanos americanos leales deseamos ser reconocidos y tratados como tales, y no confundidos como ciudadanos de otros países”.5

La carta del Sr. Takagi no recibió ninguna respuesta de la Casa Blanca, la que no hizo nada para cumplir con sus deseos de ser visto como un americano.

Guiados por personas como: Kanji Kuramoto (Presidente del CABS), el Dr. Thomas Noguchi (renombrado forense, que realizó autopsias a Marilyn Monroe y a RFK), el Dr. Mitsuo Inouye (en ese entonces Presidente de la Asociación Médica Japonesa Americana), así como también otros notables activistas, los hibakusha americanos empezaron a luchar abiertamente y apasionadamente por la asistencia médica gratuita. En 1971 con la noticia de que un grupo de doctores japoneses, quienes estaban familiarizados con enfermedades relacionadas con la radiación, iban a ir a Los Ángeles, muchos hibakusha americanos decidieron ponerle un fin a su silencio; pronto después, un artículo de Newsweek de 1971 fue publicado proporcionando una narrativa de cierto modo precisa de lo hibakusha americanos.

Poco después, en 1972 un proyecto de ley, HR17112, fue presentada en la Cámara de Representantes pero fue rechazada rápidamente. Más tarde, “En 1973 una clínica conjunta de la ciudad y el condado de Los Ángeles de los sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima fue llevada a cabo en el Condado de Los Ángeles/La Universidad de Southern California. En 1974, el Senador del Estado (ahora el Gobernador Teniente Mervyn M. Dymally) presidió una audiencia legislativa en California para los requerimientos de los sobrevivientes”,7 y continuó elevando la atención pública y, “pidiendo ayuda para sus extensos y costosos gastos médicos”.8 En 1975 un proyecto de ley titulado SB-15, fue presentado frente al subcomité del Senado de California y establecía:

Cualquier residente de California que sufre de radiación atómica como resultado de la exposición a rayos atómicos debido a cualquier actividad durante la guerra, o que fue expuesto a la radiación en el trabajo, o aquellos que estuvieron expuestos a la radiación al estar cerca de algún accidente de radiación nuclear, o aquél que es hijo natural de un padre que estuvo cerca de un bombardeo atómico o en cercanía directa a un accidente de radiación nuclear, estaría apto para el tratamiento bajo Medi-Cal.9

Durante las deliberaciones un legislador argumento, “Ellos son nuestros enemigos. ¿Por qué deberíamos ayudar a estas personas?”,10 a lo cual otro legislador rotundamente le respondió, “Yo tengo un amigo que es un nisei nacido en América. Debido a la guerra, no pudo regresar a los Estados Unidos, pero es un ciudadano estadounidense”.11 Al final,  el proyecto de ley fue rechazado y, “La explicación pública fue que el presupuesto del estado no era lo suficientemente grande, y que la indemnización debía ser otorgada por el gobierno federal”,12 aunque la creencia de que los hibakusha americanos eran los enemigos influía en la decisión”.13 

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Notas:

1. Sodei, p.88
2. Sodei, p.89
3. Interview from Sodei, p. 91
4. Robert Jay Lifton and Greg Mitchell, Hiroshima in America: Fifty Years of Denial (New York: Putnam’s Sons, 1995), 212
5. Laura Elizabeth Hein and Mark Selden, Living with the Bomb: American and Japanese Cultural Conflicts in Nuclear Age (Armonk, N.Y.: M.E, Sharpe, 1997),252
6. Sodei, p.101
7. Comunicado de prensa de la colección del Dr. Inouye, p. 2
8. Ibíd.
9. Documento de fuente principal de Sodei, p. 119
10. De una entrevista en Sodei, p. 119
11. Ibíd.
12. Sodei, p. 119
13. Ibíd.

 

© 2014 Jordan Helfand

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Acerca del Autor

Jordan Helfand es un estudiante de 12o grado en el Commonwealth School ubicado en Boston, cuyos intereses incluyen la historia estadounidense, al igual que las ciencias y las matemáticas. Es el nieto del Dr. Mitsuo Inouye, quien se dedicó por muchos años a proporcionar y buscar cobertura para la asistencia medica de los hibakusha. Jordan posee múltiples ascendencias como la japonesa americana, la ainu, y la europea del este. También se interesa por el fútbol, el básquetbol y estadísticas deportivas. En la foto, recibe el U.S. Congressional Award Bronze Medal del representante Joseph Kennedy (Demócrata de Massachusetts). Recientemente fue premiado con el U.S. Congressional Award Gold Medal para la juventud, por más de 960 horas de servicio comunitario, salud y desarrollo personal. Estará atendiendo la Universidad de Brown a inicios del otoño del 2015.

Última actualización en marzo de 2015

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