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https://www.discovernikkei.org/es/journal/2016/8/29/hafu-double/

Todos somos medios y dobles

Mi nombre es Aiko. Soy hija de madre costarricense y padre japonés. A menudo me preguntan —¿y no tiene nombre en español? —o—¿y cuál es su segundo nombre? —Pero siempre contesto: —simplemente Aiko. — Así me llamo.

Mi madre, oriunda de una zona montañosa de Costa Rica, cuenta que una vez en un salón de baile pueblerino vio un asiático, y a primera vista se dijo a sí misma con certeza: “con ese chinito me casaré”. En ese entonces, ella no conocía ningún país extranjero, si ni siquiera había visto el mar, y prácticamente no sabía nada sobre el continente asiático. Pero su presentimiento se hizo realidad, y es así como llegamos a nacer nosotros tres: Keiko, Aiko y Yoji.

Padres de Aiko

Madre de Aiko, su hermana mayor Keiko, su hermano menor Yoji, y Aiko.

Por otro lado, cuentan que mi padre, quien es originario de Osaka, cuando era aún un estudiante colegial soñaba con irse a algún país lejano, y siendo ya universitario conoció en una feria de exposiciones sobre un país llamado Costa Rica, y desde entonces guardó en su corazón la idea de visitar ese pequeño país. Una vez graduado de la universidad, se marchó de Japón a pesar de la oposición de sus padres, prometiendo que se iría sólo por un año. Cruzó el océano Pacífico, cumplió su sueño, y se quedó a vivir definitivamente en Costa Rica.

Aiko a los tres años de edad aproximadamente.

Si bien la mayoría de los descendientes de japoneses nacidos en Latinoamérica acostumbran llevar un nombre en japonés y otro en español, mis padres opinaban que bastaba con un solo nombre para cada uno de sus hijos. Es por eso que yo me llamo “simplemente Aiko”, Aiko y punto. Los japoneses a menudo me preguntan —¿y con qué Kanji1 se escribe su nombre? Mi nombre se escribe con la letra 藍, que lleva el significado de azul índigo, el color favorito tanto de mi madre como de mi padre.

Cuando cumplí los seis años e ingresé a la primaria de la escuela japonesa en San José2, yo no sabía hablar en japonés, a diferencia de los demás niños. Un día, una compañerita de clase que estaba recién llegada de Japón preguntó en clase: —¿Y por qué Aiko no sabe hablar japonés como todos nosotros?—a lo cual la maestra contestó: —es porque la mamá de Aiko es costarricense y en su casa hablan en español. —Entonces, la niña que había hecho la pregunta exclamó: —¡Ah, ya entendí, es que Aiko es de raza cruzada3!

Aiko con su madre, cuando tenía aproximadamente 6 años de edad.

En ese entonces yo no comprendía nada de lo que se hablaba en clase, pero la anécdota de cuando se me tildó de “raza impura” fue transmitida hasta años después, y me repitieron la historia muchísimas veces. Si bien lo que expresó aquella niña ha de considerarse inapropiado, creo que nadie podría asegurar que ella lo dijo con mala intención. Lo que sí se puede afirmar es que en las palabras súbitas de la compañerita se reflejaba una idiosincrasia de racismo que ella hubo de absorber de lo que los adultos dicen. Sin embargo, aun hoy en día me causa risa al recordar cómo un niño es capaz de expresar una resolución tan inaudita.

Algo similar ocurrió un poco más de una década después, durante la prueba de admisión de la Escuela Centroamericana de Ganadería. Yo estaba resolviendo el examen sentada en la última fila de un salón demasiado amplio para la cantidad de los solicitantes que llegamos a recibir la prueba ese día. En eso, un profesor que andaba merodeando entre los pupitres se asomó a mi hoja de examen, y al leer “Aiko Takahashi Chinchilla” me dijo: —Qué interesante nombre. —Le contesté: —es que mi padre es japonés. —a lo cual se le iluminaron los ojos y exclamó: —¡Entonces es usted un híbrido! —

Así como la ocurrencia de aquella compañerita de escuela, quizás la exclamación de este profesor también podría ser tachada de desconsiderada o racista. Sin embargo, la sonrisa iluminada de este profesor me causó mucha gracia y me eché a reír.

Hoy en día, al escuchar la palabra “híbrido” quizás a muchos se les venga en mente los automóviles cuyos sistemas de propulsión funcionan tanto con gasolina como con electricidad; pero el significado original de esta palabra es el producto obtenido a partir de dos elementos de distinta naturaleza, y específicamente en el campo de la ganadería, se refiere a la progenie obtenida a partir del cruce de dos especies o razas marcadamente distintas. Por ejemplo, las razas de ganado bovino europeo para la producción de carne, se caracterizan en general por producir carne de alta calidad, suave y rica en tejido grasoso, pero estos animales no son resistentes al calor y por ende no logran adaptarse al clima de las tierras bajas del trópico. Al contrario, las razas bovinas asiáticas llamadas cebú —esas razas en las que los machos presentan una giba o joroba sobre los hombros— si bien su carne suele ser magra y algo dura, son animales que no pierden al apetito aún en el calor y son bastante resistentes a los parásitos del trópico. Al cruzar estas dos razas, se obtiene un ganado que logra resistir las condiciones del trópico y produce una carne bastante buena. En fin, al cruzar dos individuoscon características marcadamente diferentes, se logra transmitir a la progenie gran parte de las potencias de cada progenitor, y a la vez se diluyen las debilidades o desventajas; y es por ello que estoy segura que según aquel profesor la palabra “híbrido” era un halago sincero.

En Japón, cuando me presento ante alguien por vez primera, algunos me responden: —Ah, usted es half (medio)4. —Otros, a cambio me dicen: —Ya que es descendiente de dos culturas en vez de half (medio) se debería decir que es double (doble). —Sin embargo, tanto half como double me resultan términos incómodos personalmente. No es que los considere peyorativos u ofensivos. Más bien me parece que son calificativos que en la mayoría de los casos los japoneses lo emplean con cierto prejuicio de admiración, como una cualidad deseable. Pero es que yo creo que, sea que se provenga de padres de distintas etnias o no, todo ser humano es “medio” y “doble” a la vez. Ya que cada uno de nosotros  heredamos una mitad de los genes de parte del padre y otra mitad de parte de la madre, podríamos decir que somos “medios”, y a la vez, ya que nacimos como producto de la combinación de dos personas, también se puede decir que somos “dobles”. En fin, ser “medio” o “doble” no es nada especial, es algo común a todo ser humano, y es un hecho fascinante.

Hay otra pregunta que me hacen a menudo: —Si tuviese que elegir una sola nacionalidad, ¿qué se considera usted, japonesa o costarricense?

Durante la adolescencia esta pregunta me hizo sufrir seriamente. Será porque todo ser humano necesita la seguridad de pertenencia, sentirse parte de algo. Sin la identidad definida no se puede estar tranquilo. En Costa Rica donde nací, siempre en la calle me decían “china” y a veces hasta me preguntaban: —¿habla español? —Por otro lado, cuando me encontraba entre japoneses a menudo recibía un trato diferente por no ser “japonesa pura”. Me sentía extranjera sea donde sea que me encontrase.

En los años cuando la autora laboraba como guía de turismo en Costa Rica. Disfrutando de la observación de aves silvestres con unos colegas.

Una vez superada la adolescencia habiendo llegado a la conclusión de que “yo soy yo y punto”, aun no lograba dar una respuesta concreta a aquella pregunta. Sin embargo, la cosa cambió desde hace seis años que empecé a vivir en Japón. Al experimentar choques culturales a diario en este país, empecé a pensar que definitivamente yo no soy japonesa. En la actualidad, cuando me hacen aquella pregunta contesto de la siguiente manera: —hablo el idioma japonés y hasta tengo nombre y apellido japoneses, pero en el interior mi identidad es totalmente costarricense.— Debo admitir que en esta forma de responder se asoma mi resentimiento hacia la sociedad japonesa. He de reconocer que poseo una conciencia marcada por prejuicios, y por ende no logro asimilar por completo la cultura y los valores de la sociedad japonesa.

Sé que mi punto de vista con respecto a Japón, Costa Rica y el mundo entero irá cambiando a medida que vaya acumulando experiencias en la vida. Si fuese posible, me gustaría poder contemplar el mundo con una mirada totalmente limpia, libre de todo prejuicio, como si tuviese el campo visual de Dios. Cómo desearía ser capaz de percibir de la manera más pura, todas las formas de ser, sin importar nacionalidad o etnia, ni contextura física, costumbres, ideologías ni formas de expresión. Y a la vez, mantener mis convicciones firmes, para poder defender mi opinión cuando sea necesario. Quizás algunos me tilden de contradictoria, pero es que creo que sin convicciones no se llegaría a nada, siendo uno como la hojarasca que se deja llevar por el viento.

Claro está que nunca lograré eliminar del todo los prejuicios de mi mente. Pues los prejuicios forman parte de toda cultura, y no es posible existir como ser humano careciendo de cultura. Empero, al menos estando consciente que uno posee una mente marcada por prejuicios, y procurando tener interés e imaginación con respecto a las realidades de los demás que son distintas a las mía, ha de ser posible aprender a respetar cada vez más tanto a mi prójimo como a mí misma.

Mi nombre es Aiko. Yo soy, antes que costarricense o japonesa, simplemente un ser humano, una persona deseosa de sacar provecho al máximo de los dones que me han sido concedidos.

Aiko y su madre, en Japón.

Notas:

1. Los kanji son un tipo de caracteres utilizados en la escritura japonesa, que no sólo tienen sentido fonético sino también sentido conceptual. Por ejemplo, el nombre Aiko se puede escribir con los siguientes dos kanjis: 愛子, donde la primera letra愛 significa “amor”, pero en el caso del nombre de la autora, su nombre se escribe藍子, cuya primera letra藍 significa “azul índigo”.

2. San José: Ciudad capital de Costa Rica.

3. El término japonés que la compañerita empleó aquí es zasshu (雑種), que en la mayoría de los casos se emplea a los perros “sin raza”, “sin pedigree”, o “de raza común”, término equivalente a lo que en Costa Rica se denomina “zaguate”, o en el Perú “chusco”.

4. Half(ハーフ)es un anglicismo utilizado en el idioma japonés para referirse entre otros significados, a las personas descendientes de padres de diferentes nacionalidades. En los últimos años ha surgido en algunos sectores de la sociedad el uso del anglicismo double (ダブル) como un término que sustituye al half, pues el primero puede considerarse excluyente al calificar a la persona como “mitad japonesa” por ejemplo, mientras que la palabra double es incluyente, dando reconocimiento equivalente a las dos etnias ascendentes.

 

© 2016 Aiko Kenmochi

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Acerca del Autor

Nació en Costa Rica en 1978. Cursó la educación básica en la Escuela Japonesa de San José, y luego continuó con sus estudios colegiales y universitarios en instituciones costarricenses. Graduada de la Escuela Centroamericana de Ganadería, ha cursado también parcialmente la carrera de Zootecnia en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Costa Rica. Luego de laborar en calidad de freelance como guía de turismo e intérprete (traductora) en su país natal, desde el 2010 vive en Japón debido a que se casó con un japonés. Actualmente labora como oficinista en Tokyo. Sus pasatiempos favoritos son la lectura, escritura y las caminatas en el bosque.

Última actualización en agosto de 2016




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