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https://www.discovernikkei.org/es/journal/2008/4/22/los-japoneses-en-espana/

Los japoneses en España

Me gustaría aprovechar este espacio para responder a la pregunta que Victoria Kraus formuló en el foro de este sitio hace bastante tiempo, en la que pedía información sobre la inmigración japonesa en España. Como individuo con ascendencia japonesa y criado en España, me gustaría aportar mi visión sobre la comunidad japonesa en este país europeo, y en concreto en Madrid, que es la ciudad donde he pasado la mayor parte de mi vida.

El contacto de los españoles con Japón se remonta históricamente a la segunda mitad del siglo XVI, cuando el misionero Francisco de Javier introdujo allí el cristianismo y se dio comienzo más tarde a las relaciones comerciales que, junto con la de los portugueses, se conocen como nanban-bôeki.

Son también célebres las misiones diplomáticas que enviaron a España y a otros países europeos los daimyô (señores feudales) cristianos de Kyûshû y posteriormente el daimyô Date Masamune, conocidas respectivamente como “misión Taishô” y “misión Keichô”. De esta segunda misión se dice que algunos miembros japoneses de la comitiva se quedaron en España, en concreto en la localidad sevillana de Coria del Río, y que sus descendientes adoptaron el apellido “Japón” que hoy en día está muy extendido en dicha localidad (http://www.discovernikkei.org/wiki/index.php/Spain).

Aunque no existe ningún documento que demuestre con seguridad este hecho, de ser cierto, aquellos individuos que decidieron establecerse en el “lejano Occidente” fueron probablemente los primeros inmigrantes japoneses en territorio europeo. En cualquier caso, no hay constancia de que formaran ninguna comunidad ni de que sus descendientes hayan mantenido vivas costumbres de origen japonés.

Volviendo a la pregunta inicial, es decir, si hay actualmente inmigrantes japoneses en España, habría que preguntarse qué se entiende por “inmigrante”. Recientemente en mi familia se originó un pequeño debate porque, por primera vez en sus treinta años de estancia en España, mi madre fue definida como “inmigrante” por una amiga suya. ¿Lo es realmente? Hay un aspecto político innegable en el uso de dicho término, ya que connota una desigualdad económica y social entre el que emigra y el que acoge. Pero para evitar entrar en una discusión política, que no es el tema que aquí nos concierne, me referiré ampliamente a “los japoneses que viven en España”.

Al igual que ha ocurrido en otros países europeos, la presencia japonesa se empezó a hacer visible en España a partir de la década de 1960, con el establecimiento de sucursales y filiales de grandes firmas comerciales, o sôgô-shôsha, y la consiguiente entrada de ejecutivos e ingenieros enviados por éstas. Pero el verdadero despegue se inicia con el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, que dio pie también a un aumento de inversiones japonesas en el país.

En consecuencia, durante muchos años el grueso de la población japonesa en Europa ha estado compuesto por los empleados de las multinacionales japonesas y sus familiares. Estos empleados, conocidos como tenkin-zoku, suelen ser rotados por las empresas por períodos de entre tres y cinco años para ser destinados a diferentes lugares del mundo. Según datos analizados por Valls Campà, de los cerca de dos mil japoneses registrados en España en el año 19911, casi el setenta por ciento llevaban residiendo cinco años o menos.

Después de 1992, el “gran año” de España en el que se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, hubo un período de crisis económica que se tradujo en una reducción de la presencia empresarial japonesa. Un dato indicativo es la evolución de los alumnos inscritos en el Colegio Japonés de Madrid: tras llegar a su máximo histórico de 155 estudiantes en 1991, a partir del siguiente año fue disminuyendo hasta llegar a poco más de la veintena en 20082. Sin embargo, el número total de japoneses censados ha venido aumentado casi ininterrumpidamente, superando hoy en día los seis mil3. Una explicación de esta aparente contradicción sería la llegada de lo que Paul White llama la “tercera oleada” de la migración japonesa a Europa; es decir, profesionales autónomos, empresarios individuales, artistas, intelectuales y en general personas que llegan al país por motivaciones personales y con intenciones de establecerse desde el principio.

En realidad este tipo de japoneses siempre ha existido, pero su presencia era proporcionalmente menor dentro del total de población. Las motivaciones de estas personas para decidir echar raíces en España son muy variadas, pero podemos identificar dos importantes. Una sería la de los que sienten una especial atracción por la cultura española, su forma de vivir, su pintura, su literatura y, muy especialmente, el cante y baile flamencos. Otra motivación importante es el matrimonio con un ciudadano (o, en menor medida, ciudadana) de España.

Dentro de este último caso, cabe destacar la historia de las japonesas casadas con españoles, quienes mantuvieron una lucha por poder ofrecer educación en lengua japonesa a sus hijos. Ante la política que mantenía por aquel entonces el hoshûkô (colegio japonés suplementario semanal) de no aceptar a estudiantes que no tuvieran nacionalidad japonesa, las madres japonesas de Madrid se unieron para organizar ellas mismas unas clases semanales de japonés, dando lugar a la escuela “Nakayoshi”. Estas clases dejaron de existir en 1993, pero aquellas y otras nuevas madres siguen reuniéndose periódicamente para mantener vivo un legado de solidaridad y unión.

El aumento espectacular, durante el último lustro, de inmigrantes de otras nacionalidades en España, ha hecho que la colectividad japonesa tenga aún menos importancia numérica que antes. Pero, en contraste con ello, se puede afirmar que la presencia de “lo japonés” sí ha crecido de una manera muy notable en la vida española. Me refiero no solamente a la evidente expansión de la cultura audiovisual japonesa (manga, anime, videojuegos, etc), sino a lo que Joaquín Beltrán llama la “comercialización del exotismo” japonés. Así, vemos un interés creciente entre los españoles por practicar artes como el ikebana, recibir tratamiento de shiatsu o consumir comida japonesa. Sobre este último aspecto es interesante resaltar que han aparecido recientemente muchos restaurantes que ofrecen comida japonesa barata, aunque en su mayoría están regentados por ciudadanos chinos. Por último, también llama la atención la gran cantidad de españoles que asisten a los dos grandes eventos de la comunidad japonesa de Madrid: la fiesta estival del bon-odori y el mochitsuki-taikai de invierno.

En estas breves líneas no he podido más que ofrecer un pequeño esbozo de la historia de los japoneses en España, pero me gustaría dejar abierto este tema para una futura investigación. Los procesos migratorios de los japoneses en los distintos países europeos guardan muchísimas semejanzas entre sí, y éstos a su vez difieren mucho de la experiencia de los nikkei en las Américas. Sin embargo, un análisis en profundidad de los diferentes contextos locales nos podrá ayudar a entender cómo se articulan las distintas fuerzas, tanto político-económicas como socioculturales, que actúan hoy en día en los movimientos humanos a escala global.

NOTAS:
1) Este dato proviene del Instituto Nacional de Estadística de España. Los datos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón doblan esta cifra.

2) El Colegio Japonés de Barcelona, sin embargo, lleva varios años con una población estudiantil estable que ronda el centenar. Existía un tercer colegio en Las Palmas de Gran Canaria que cerró sus puertas en el año 2001.

3) Datos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón: http://www.mofa.go.jp/mofaj/toko/tokei/hojin/07/pdfs/1.pdf

BIBLIOGRAFÍA

Beltrán, Joaquín (ed.); White, Paul; Park Hwa-Seo; Pieke, Frank N. (2006) Las diásporas de Asia Oriental en Europa Occidental. Documentos CIDOB Asia 13

Valls Campà, Lluís (1998) “La presencia humana de Japón en España”. Papers, No 54

 

 

 

* Este artículo se publica bajo el Convenio Imin Kenkyukai – Japanese American National Museum, Proyecto Discover Nikkei.

 

© 2008 Alberto-Kiyoshi Fonseca Sakai

migración España
Acerca del Autor

Alberto-Kiyoshi Fonseca Sakai es sociólogo y docente de lengua española. Tras licenciarse en Imagen Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, se trasladó a Japón para ampliar estudios en las universidades de Shizuoka y Chiba, centro este último donde obtuvo el doctorado con una tesis sobre la comunidad latinoamericana en Japón y la media étnica.Trabaja actualmente como profesor titular en la Josai International University y como presentador de radio en la cadena pública NHK.

Última actualización en abril de 2008

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