Pues no, no me “salía” un artículo para Discover Nikkei por muchos meses, no sabía de qué escribir porque los temas se circunscriben al quehacer Nikkei del mundo. Soy Nikkei pero, como mi visión –eso creo- engloba a toda la humanidad, sin rostro, sin color, sin preferencia alguna, mi público objetivo (lectores) debían ser de todo tipo, de todos lados… pero analizándome, escribo para los diarios Nikkei de Lima (que se distribuyen en Lima y provincias), escribo para la Revista Kaikan de la Asociación Peruano-Japonesa y escribo para Discover Nikkei.
He realizado exposiciones artísticas en la Galería Jinnai del Centro Cultural Peruano Japonés; he llevado cursos en la Unidad de Cursos Peruano-Japonés; estuve muchas veces en el auditorio Dai Hall y en el Teatro Peruano Japonés; en algún momento me atendí en el Policlínico Peruano-Japonés y mi abuela estuvo internada en la Clínica Centenario que conmemora la inmigración de nuestra ascendencia.
De niño estuve varios veranos en el Movimiento de Menores y pasaba fines de semana en el AELU – Estadio La Unión, fundado por Isseis, de adolescente nadaba en sus piscinas; he ido a algunas fiestas en la AFO (Okinawense) y claro, varias reuniones en casas de Nikkei.
Algunos de mis vecinos son Nikkei; hay hombres y mujeres a quienes aprecio mucho y que son Nikkei (no hablo de política). Al parecer, recién empiezo a sentir curiosidad por lo que he hecho toda mi vida rodeado de Nikkeis, por entenderlos para entender al grupo del que soy parte.
Imagino que así comienza un tipo de contemplación (o autocontemplación) sobre mi existir y lo que mis genes cargan, por ejemplo, aquel mutismo típico de nuestra colectividad que prefiere el silencio al barullo, que busca pasar desapercibida en vez de ser mediática.
Son ciertos comportamientos que marcan el devenir de una agrupación, somos así aunque preferiría que no tanto, pero es como somos. No es una dicotomía enmascarada de aceptación sino una verdad que puede ser utilizada como una herramienta para lograr los fines que creamos convenientes para nuestra colectividad, siempre buscando quedar bien, el bienestar de los nuestros y devolver a la sociedad lo que nos dio al haber acogido a los inmigrantes que nos crearon.
Tal vez no me “salgan” más artículos como este, tal vez sea el comienzo de un discurrir de lo que soy a través de lo que somos, pero lo cierto es que es el inicio de una búsqueda que no tiene fin –porque nunca dejaré de ser Nikkei, SER (ente) que acepto y aprecio como herencia-.
© 2010 Victor Nishio Yasuoka