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German Chinen Murata: El dibujante secreto

La historia de German Chinen Murata (Lima, 1967) se puede contar como si fuera una historieta. La sinopsis sería: un nikkei peruano persigue su sueño de ser dibujante, pero en el camino deberá viajar a Japón para trabajar, volviendo a su país para ser profesor de dibujo hasta que un día logra tener su propia exposición individual. ¿Su superpoder? La persistencia. A pesar de ser un artista secreto durante muchos años, mantuvo su sueño de publicar los dibujos que veía desde que era un niño tímido.

El perfil del protagonista sería: de padres japoneses, German nació en Lima y creció en el distrito de Miraflores, donde inició su interés por el dibujo. “Era uno de esos chicos que siempre dibujan, empecé coleccionando historietas y me iba hasta Surquillo para cambiarlas en puestos de segunda y también en el colegio”. Copiaba esos dibujos, los comics de superhéroes, y luego pasó a las novelas gráficas españolas y argentinas de guerreros y de mafias.

Junto a su hermano Wilfredo en el antiguo Jardín Japonés del Parque de la Exposición en Lima. Crédito: Archivo de German Chinen.

Los diseños estilizados, con más texturas que la de las historietas, fueron una marca en su estilo de dibujo que prevalece hasta hoy. “Las líneas cruzadas, sin mucho contraste, lo adquirí de l4 pulgadas, sin cable, y allí conoció a los personajes que reaparecerían en su más reciente muestra, en la galería Ryoichi Jinnai de os historietistas, Juan Jiménez, Alberto Brescia...”, cuenta German. Como todo niño, por esos años estaba pegado a la televisión, una en blanco y negro, de 2la Asociación Peruano Japonesa (APJ), a inicios de junio.
 

Héroes de ayer y hoy

Su trabajo artístico combina elementos japoneses en un entorno limeño. Crédito: Archivo de German Chinen.

Bajo el título Transiciones, Chinen presentó su primera exposición individual, un “relato personal en el que explora su herencia cultural peruana y japonesa”, expresó Erica Olivera Kanna, directora de Cultura de APJ. En sus dibujos a lápiz están esos personajes de la TV peruana de los setenta y ochenta importados de Japón: Astroboy, Ultrasiete y Ultraman, entre otros que ocuparon sus tardes y mañanas.

“No los podía dibujar porque era complicado retener los detalles de la pantalla, necesitaba la figura estática para poderlos copiar”.

Pero sí se enganchaba con las historias. “Aprendí mucho del Japón gracias a estos dibujos animados, sobre cómo era la gente en los suburbios. Los héroes eran chicos comunes y corrientes, héroes casi de casualidad”. Junto a ellos aparecen otros seres fantásticos, animales antropomorfizados (gallos, perros, zorros, aves) en entornos que reflejan sus influencias culturales de Japón y Perú.

“Estudié en el Mariano Melgar de Breña, recuerdo que en todo el colegio solo había dos japoneses. No tuve cercanía con la comunidad japonesa, yo era pequeño y callado, muy tímido”.

A sus 55 años, German Chinen se sentó a dibujar los recuerdos de su infancia, los de la televisión y los de su familia y de Japón (con referencias históricas como la fábrica de gaseosas de Masaichi Tanaka que fue devastada por las turbas que en la época de la Segunda Guerra Mundial realizó saqueos en los negocios japoneses).

Entonces, volvió a ser niño para recrearlos en el contexto peruano que vio, allá por los años ochenta, antes de viajar a Japón a trabajar como obrero. Ahí podría empezar el nudo de su historieta, cuando debe dejar el Perú a los 28 años, luego de haber estudiado grabado en la Escuela de Bellas Artes.

El arte o el trabajo

En Japón, German Chinen tuvo que olvidarse por un tiempo del arte. Entre 1991 y 1992 estuvo solo, en Gunmaken, era la primera vez que salía de Lima y estuvo en una planta de ensamblaje de autos de la fábrica Daihatsu. “Fue una experiencia muy dura, estuve con obreros, no con intelectuales”, dice German, quien recuerda que leían varias veces el diario El Comercio de Perú de un mes atrás, y veían grabaciones de los goles de la liga peruana.

“Me quedé sin trabajo por reducción de personal y debía renovar visa, pero como no tenía contrato decidí regresar”. Ya en la segunda etapa, entre 1996 y 2000, estuvo con su familia y pudo conocer la cultura japonesa más de cerca.

“Participé en un concurso de pintura… hubo una exposición de arte urbano, eran banderolas que se colgaban en Gifu. Luego me fui a una fábrica de aire acondicionado, llena de peruanos. Vivía con mi mamá, mi padrastro y hermanos, era más llevadero… siempre había cosas que hacer”.

Por esos años, German hizo un viaje a Canadá, adonde iba para estudiar, pero terminó quedándose, haciendo un poco de todo para subsistir, incluida una escuela de idiomas donde aprendió francés. Allá recibió el Premio Teniente Gobernador de la Provincia de Quebec al mérito académico.

“Hacía arte por encargo para amigos, y me regresé al Perú en el 2008”. Trabajó como profesor de fotografía y dibujo, pero aquella era una ciudad muy distinta a la de su infancia. “No había regresado al Perú desde 1996, me asombré con los cambios, salvo los ambulantes y el tráfico, pero me sentía en casa”.

 

De vuelta al arte

De vuelta en Lima, German se sentía un poco extraño en una gran ciudad. “Había estado en países tranquilos y no sabía si estaba mentalmente preparado, me costó un poco, a pesar de que yo he vivido mi adolescencia en la época del terrorismo”.

Como profesor de dibujo hacía varios personajes en tiza y en plumón que luego borraba de inmediato. Un buen título para su historieta podría ser “El dibujante secreto” porque hasta esa época solo sus alumnos podían ver su trabajo en la pizarra por unos minutos.

Estuvo buen tiempo sin publicar ni participar en exposiciones hasta el 2013, cuando presentó algunos trabajos en muestras colectivas. En 2019, empezó a trabajar en los dibujos que incluiría en su muestra individual más reciente que se debió postergar debido a la pandemia. “Era lo que siempre había soñado, ya se había aprobado y justo cayó la pandemia. Estuvo tres años en espera”, cuenta German, quien recuerda que siempre quiso exponer en APJ desde que inauguró su galería, cuando él tenía cerca de 20 años.

Unos años antes, en 2020, tuvo una intervención en el proyecto audiovisual “No me pidas regresar”, del director Reichart de Alcocer, que reunió a varios artistas a fin de “sensibilizar a la sociedad y a las instituciones gubernamentales para enfrentar y vencer a la COVID-19 a través de la solidaridad”1. Chinen participó con unos dibujos que se usaron para ilustrar un cortometraje. Pero ha sido con Transiciones que se logrado materializar su mayor anhelo, y de la mano de su novia Jimena Suárez, quien ha sido la curadora de la muestra.
 

Último capítulo

“Pensé en divertirme, lo que se muestra es un trabajo que me ha encantado hacer, que me ha tomado cierto tiempo, pero la satisfacción personal en la galería y la respuesta de la gente me ha alegrado muchísimo”, dice German quien, como personaje incógnito, a veces escuchaba los comentarios del público y le encantaba que alegrara a grandes, que se reencontraron con personajes de su infancia, y a chicos que veían en el formato del comic y los superhéroes una nueva conexión con el arte.

Dice que aún quedan muchos personajes en el tintero y que hay otras series televisivas que son parte de su imaginario, pero que no alcanzaron para esta muestra que incluyó 30 dibujos y una instalación, como “El príncipe planeta” o “La princesa caballero”; sin contar su bestiario de personajes que se vinculan con el Perú y Japón que quizá da para un libro. “Creo que todos en el Perú tenemos algo de la cultura japonesa”, dice German, quien, oculto en sus ojos nikkei y su mirada evasiva, pasa desapercibido como dibujante secreto, el personaje de una historieta por escribirse.

Uno de los dibujos de su bestiario presentados en la muestra Transiciones en APJ. Crédito: Archivo de German Chinen.

Nota:

1. Kiara Barrios, “Todo lo que era antes de la cuarentena tiene que cambiar,” Lamura.Pe (31 de mayo de 2020)

 

© 2023 Javier García Wong-Kit

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Acerca del Autor

Javier García Wong-Kit es periodista, docente y director de la revista Otros Tiempos. Es autor de Tentaciones narrativas (Redactum, 2014) y De mis cuarenta (ebook, 2021). Escribe para Kaikan, la revista de la Asociación Peruano Japonesa. 

Última actualización en abril de 2022

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