(NOTA INICIAL. Como se parte del supuesto que estos contenidos podrían tener una validez no restringida, rogamos al lector de este artículo que no sea chileno, cambiar la palabra “chileno” por la nacionalidad que corresponda, acomodando las pocas notas históricas que se señalan).
El concepto ‘nikkei’ parece que se hace válido en Chile sólo a partir de las primeras décadas del 900. Sin embargo, la presencia japonesa en nuestro país se remonta a 1875. Según el censo poblacional de ese año se reconoce la presencia de 2 japoneses en territorio chileno, luego en 1885 su número se eleva a 51 pero en 1895 ese número cae abruptamente a 20. Con sólo esos datos no es difícil deducir que se trata de japoneses que sólo aventuran ‘dekasegi’ con permanencia de sólo algunos años, regresando después al seno de la Familia. De ahí que sus presencias no tienen sustancia y sólo se reducen a cifras estadísticas. No sucede lo mismo en el siglo XX cuando este ‘dekasegi’ se transforma en parte de una inmigración no programada. A pesar que el nacionalismo tan arraigado en cada uno de estos ‘issei’ los hace esperar año a año el regreso, el Destino les ha entregado misiones nuevas al interior de estas tierras del fin del mundo.
Con el tiempo, cada uno de ellos termina marcado por todo lo nuevo que lo rodea: costumbres, idioma, leyes, religión, creencias, gustos. La distancia inconmensurable establecida por el océano y por sus escasamente conocidos pares desperdigados en un largo mapa local, le dicen que su tradicional colectivismo ya no puede brindarle cobijo. Pero tiene el mandato del valor de la vida, de un tiempo que no puede ser desperdiciado y de una herencia que debe ser dejada. Centrando su mirada en la tierra ajena pero igualmente generosa, comienza a delimitar sus propios dominios aprovechando las bondades de lo mucho que encuentra. Determina fuentes de trabajo, amasa pan de trigo, aprende la palabra “yo” y reescribe su apellido, agregándole sangre chilena las más de las veces.
Consciente o inconscientemente ha dejado atrás la Patria, esa Patria que le ha respondido con la misma moneda porque también ha tenido que aprender a caminar por otros caminos y con otros hijos. Para dar nacimiento al ‘nikkei chileno’ nuestros pioneros han tenido que transformarse en los primeros ‘nikkei’.
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- PERMANENCIA INDEFINIDA
- MATRIMONIO MIXTO
- HIJOS CHILENOS
- ACOMODO CULTURAL
- INTEGRACION COMUNITARIA
- NIKKEI* * * * * * * * * *
Su deshojado pero inolvidable colectivismo trata de preservarlo al interior de su familia, tratando que esta comunidad diferente no le arrebate su último bastión. Y su genética y cultura de porfiada persistencia, se encargan de transmitir a cada generación la base de su moral ancestral. Y cada ‘nikkei’ se hace depositario de esa heredad con poder identificatorio. Pero después de casi un siglo, la ya crecida ‘familia nikkei’ persiste en conservar su estructura original. Sigue reconociéndose sólo a partir de un principio de sangre, dejando afuera buena parte de su amplio contenido. La COPANI de Nueva York del 2001 define claramente quiénes son ‘nikkei’. Cuando aplicamos ese criterio amplio, entonces descubrimos que nuestros pocos integrantes se multiplican casi por milagro, porque los más, han permanecido marginados por ignorancia o por infantil sectarismo.
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DEFINICIÓN CONCEPTO NIKKEI COPAN NUEVA YORK 2001
1. NIKKEI POR SANGRE
2. NIKKEI POR COMPROMISO SOCIAL Y LEGAL
3. NIKKEI POR COMPROMISO PERSONAL CON CULTURA JAPONESA
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El denodado trabajo de esos primeros pioneros y luego de sus descendientes, permitieron que las comunidades locales les dieran aceptación y respeto. A eso se agrega que a partir de los años 80 el florecer japonés, indirectamente, ha contribuido a incrementar este válido reconocimiento. Dentro de todos los ámbitos de la vida comunitaria local se despiertan intereses y afanes por relacionarse con los bienes y manifestaciones culturales japonesas. Se le da preferencia a los productos de uso masivo de su procedencia, se recorren con avidez las páginas del ‘manga’, se comentan e imitan los personajes del ‘animé’, se hace del ‘sushi’ una moda que persiste, aumentan los que se comprometen con su historia y el cultivo de sus manifestaciones culturales, se crean instancias académicas para enseñar su idioma y para aquellos que llevan un apellido japonés se les abren las puertas un centímetro más.
Estos acercamientos a Japón, más el trato frecuente con sus visitantes y más las facilidades actuales de visitarlo para palpar de cerca sus maravillas pero también sus muchas realidades que nos son ajenas; deberían ayudar a clarificar totalmente la verdadera identidad ‘nikkei’, dejando atrás presunciones de una pertenencia japonesa que no corresponde. Es tiempo más que suficiente para hacer florecer el orgullo de ser chileno con aportes genéticos y/o culturales japoneses que lo hacen especial. Nuestros primeros padres ya lo habían sentenciado al exclamar: “Si van a vivir en Chile, que sean chilenos”. Luego de este logro clave, sólo faltaría dar el último paso.
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REALIDAD DEL NIKKEI CHILENO
1. FUERTEMENTE INFLUENCIADO POR LA CULTURA NACIONAL Y OCCIDENTAL
2. CARENTE DE INSTANCIAS FORMALES JAPONESAS DONDE PODER APOYARSE
3. PREOCUPADO FUNDAMENTAL MENTE DE SU FAMILA (EDUCACIÓN RESPETO A LAS LEYES Y HONOR)
4. ESCASAMENTE RELACIONADO CON OTROS NIKKEI POR SANGRE
5. SIN MANEJO DEL CONCEPTO AMPLIO DE NIKKEI
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Quizás en estos momentos, el mundo nos tenga frente a una decisiva encrucijada. La globalización busca un hombre planetario uniformado en conocimientos, capacidades, inclinaciones, leyes y moral; ajenos a fronteras, idiomas o dioses. Desde luego que en este afán, las minorías son las más vulnerables. ¿Podríamos desaparecer como minoría ‘nikkei’?. Difícil respuesta porque los ‘nikkei’ no somos una etnia sino nacionales de distintos países con caracteres diferentes aun cuando todos, portando un adicional común que nos distingue y nos une. En el caso nuestro, somos chilenos con un plus japonés, así como otros ‘nikkei’ son norteamericanos o cubanos pero con el mismo plus. De todos modos para nosotros, perder estos atributos especiales más la idiosincrasia propia de la raza chilena, sería un desastre.
Pero para oponerse a esta posibilidad de ser rasados, pareciera que se hiciera suficiente la aplicación de aquella “oposición pasiva” de Mahatma Gandhi. A partir de la toma de conciencia de nuestras actuales ubicaciones, virtudes y limitantes; afinar y focalizar esas capacidades que nos son tan propias para seguir creciendo, hasta ser capaces de desempeñar a la perfección el rol comprometido que corresponde a cada ‘nikkei’ dentro de sus específicas realidades.
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¿DESAPARECERÁ EL NIKKEI CHILENO?
- SOLO SI SIGUE ENCASILLADO AL NIKKEI POR SANGRE
- SI NO SE INTEGRA AL NIKKEI CULTURAL
- SI NO EVALUA EL PODER DESINTEGRANTE DE LA GLOBALIZACIÓN
- SI NO ELIMINA FRONTERAS DENTRO DE UN CONCEPTO NUEVO DE COLECTIVISMO
- SI LA JUVENTUD NO INTERNALIZA EL SER NIKKEI
- SI CADA CUAL NO SE HACE LÍDER DENTRO DE SUS ACTOS DE VIA COMUNITARIA
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* El presente artículo es el resultado de la sesión “Comunidades Multiraciales / Multiétnicas”, en el workshop realizado por el Discover Nikkei en el XV COPANI, realizado en 18 de septiembre de 2009, en Montevideo, Uruguay.
© 2010 Ariel Takeda