(Inglés) Mi madre solía escribirme una vez a la semana alrededor de una media hoja de un papel para máquina de escribir, tan solo un resumen de los acontecimientos. Ella dijo que cuando llegó –y estaba desempacando en Tule Lake - llamaron a la puerta. Ella abrió a la puerta y allí estaban dos señoras, con zapatos polvorientos, etc. Ellas habían caminado desde el otro lado del campo (de internamiento), eran algunas de las primeras que fueron confinadas allí. … Ellas dijeron: “Hemos oído que la familia del muchacho que está en la cárcel llegaría hoy. Así es que vinimos a darles la bienvenida y agradecerles por su hijo”.
Y cuando leí eso, experimenté que repentinamente se me quitaba un peso de mis hombros, el cual no me había dado cuenta que cargaba, desde el momento en que mi madre me suplicó para que… ella dijo: “Admiro lo que has hecho. Estoy de acuerdo contigo. Pero si nos separan ahora, quizás nunca nos volvamos a ver de nuevo. Si el gobierno puede hacer este tipo de cosas, esto nos puede separar. Así es que por favor, ven con nosotros. Es importante que sigamos juntos”. Y yo le dije: “me gustaría, pero estoy en manos de otros que están viendo por mí, y no tienes de qué preocuparte por ese lado. Simplemente no puedo ir. No sería la misma persona si voy ahora porque yo tomé una posición y no la pueda abandonar”.
Y entonces incluso las lágrimas no pudieron cambiar mi parecer. Pero me dio un sentimiento de culpa con respecto a no lograr corresponderle como un hijo obediente. No me di cuenta de lo que cargaba. Cuando leí esa carta, esa visita me levantó el ánimo, ese peso desapareció.
Fecha: 5 de diciembre de 1999
Zona: Washington, EE.UU.
Interviewer: Tom Ikeda, Alice Ito
Contributed by: Denshō: The Japanese American Legacy Project.