(Foto: Ichitaro Morimoto con su esposa, Yuki Shiotani, en 1954. Fuente: Revista Nikko, p. 22)
Como caso excepcional, Ichitaro Morimoto no sólo tuvo un activo desenvolvimiento dentro de la comunidad de inmigrantes y de la sociedad peruana, sino que llegó a adquirir un conocimiento profundo de su historia (acaso partiendo del interés por el fundador del Imperio Inca). Asimismo, adoptó la religión católica y en 1926 se nacionalizó peruano junto con su esposa Yuki. En 1944, no obstante su nacionalización, fue deportado a un campo de concentración en Texas, Estados Unidos. En 1947 fue uno de los pocos aceptados para la repatriación al Perú, quizás por su nacionalidad peruana, una nacionalidad adoptada por conocimiento y sentimiento, acompañados de acciones que reflejaron su compromiso con el país en el que vivió la mayor parte de su vida.