Descubra a los Nikkei

https://www.discovernikkei.org/es/journal/2020/3/31/8033/

Mitsuo Akachi: un inmigrante que se arraigó fuertemente en Los Mochis, Sinaloa

Al acercarse la guerra entre Estados Unidos y Japón en el año de 1941, los estados de Baja California, Sonora y Sinaloa contaban con una población de trabajadores japoneses que rondaban los dos millares de personas. Para ese entonces las comunidades de inmigrantes estaban ya plenamente establecidas en distintas ciudades y pueblos y jugaban un papel muy importante en la producción pesquera, de verduras, del algodón y en diversos giros comerciales.

El arribo de este gran número de inmigrantes se remonta a la primera década del siglo XX. La primera oleada llegó a trabajar en la importante mina de cobre de Cananea, Sonora. Otro grupo importante fue contratado por las compañías norteamericanas que necesitaban numerosos brazos de trabajo para levantar las diversas vías troncales del ferrocarril que unirían a México y Estados Unidos. Otra oleada más se concentró en el Valle de Mexicali, lugar en el que se dedicó a abrir y preparar los campos agrícolas, en plena lucha revolucionaria entre 1911 y 1917, que darían paso años después al gran emporio algodonero que exportaría grandes cantidades de esta fibra a los Estados Unidos y Japón.

Japoneses en la mina de Cananea, festejando el aniversario del emperador.

En las décadas siguientes siguieron arribando miles de trabajadores más por dos razones: Primero, debido al auge económico de la región y, en segundo lugar, por la propia inserción de las comunidades japonesas que ya se encontraban sólidamente establecidas en la sociedad mexicana. Estos elementos permitieron que los inmigrantes llamaran a sus paisanos para formar una familia o para trabajar en México.

Uno de estos nuevos inmigrantes fue Mitsuo Akachi quien arribó a la región en el año de 1927. Antes de emigrar, Mitsuo trabajó en una fábrica pero comprendió que difícilmente con este empleo podría mejorar las condiciones de vida de él y de su numerosa familia campesina. Akachi había nacido en el año de 1908 y fue atraído a México por las noticias que enviaban los inmigrantes en las que describían el éxito económico que habían conseguido en este país. Los japoneses se habían transformado de trabajadores pobres en pequeños, medianos y hasta grandes comerciantes al lograr ahorrar y acumular un pequeño capital.

Mitsuo Akachi y su familia en Japón (colección familia Akachi)

Akachi apenas había cumplido los 19 años de edad cuando, junto con tres jóvenes más, viajó a México. Los cuatro inmigrantes llegaron por barco al puerto de San Francisco y de ahí se trasladaron hasta la frontera mexicana donde ingresaron por la ciudad de Nogales, Sonora. Para ese año ya era imposible establecerse en Estados Unidos debido a que el presidente norteamericano John Coolidge había firmado en 1924 una ley basada en motivos raciales para impedir que cualquier ciudadano japonés inmigrara a ese país.

Todas estas oleadas de emigrantes que salían de Japón, estaban unidas por redes de paisanaje que permitían que los flujos de trabajadores se organizaran y se apoyaran con base en el lugar de origen de los emigrantes. En el caso de Mitsuo Akachi y sus acompañantes todos procedían de la prefectura de Nagano y fueron invitados por sus paisanos que ya estaban firmemente establecidos en México.

Al ingresar a México, Akachi se trasladó a la ciudad de Huatabampo, Sonora, donde realizó trabajos eventuales. Posteriormente al pueblo de Los Mochis, Sinaloa ante el auge económico que gozaba esa región debido al crecimiento importante del ingenio azucarero como del cultivo creciente de diversos vegetales. En este pequeño pueblo ya radicaban otros japoneses quienes aconsejaron a Mitsuo que abriera en el mercado una “refresquería”; es decir, un pequeño puesto en el que preparara aguas frescas de cebada, jamaica y otras frutas; bebidas que eran altamente demandadas por los consumidores ante el intenso calor característico de esa localidad.

En el año de 1931, Mitsuo conoció a una joven mexicana, Concepción Robles, de la que se enamoró de manera inmediata, casándose en ese mismo año. Desde ese entonces, los Akachi trabajarían arduamente y lograrían abrir sucesivamente diversos comercios que dejarían honda huella en la vida comercial de Los Mochis.

La comunidad de inmigrantes japoneses ya estaba plenamente establecida en este lugar. Eran propietarios de pequeños y prósperos comercios como molinos de nixtamal y tiendas de abarrotes. Mitsuo, durante algún tiempo, colaboró con unos de sus paisanos, el señor Kuninosuke Akachi, quien era propietario de un molino de nixtamal localizado a un costado del mercado. Este negocio fue tan exitoso que permitió que este japonés regresara a Japón enriquecido junto con toda su familia en el año de 1937.1

Comunidad de japoneses en Los Mochis festejando el año nuevo en 1937 (colección familia Akachi)

Mitsuo Akachi también trabajó con un comerciante norteamericano, Charles Hay, quien reconoció en el japonés gran responsabilidad y capacidad al grado de tomar la decisión de traspasarle la tienda de abarrotes. El norteamericano consideró que Akachi mantendría el negocio de manera exitosa y le pagaría la parte restante de la deuda del traspaso que ambos decidieron se iría pagando en abonos. La tienda llamada “La Montaña” se abría a las 5 de la mañana y se cerraba a las 10 de la noche; el matrimonio trabajó de manera muy intensa para sostener el negocio y lograr pagar la deuda.

Mitsuo y Concepción con uno de sus hijos (colección familia Akachi)

El matrimonio no sólo logró liquidar la deuda de la tienda sino que consiguió reunir un capital de 30 mil pesos, dinero con el que instaló en el año de 1940 una tienda dedicada a la mercería, papelería y venta de novedades. La mercería, denominada La Violeta, localizada en la esquina céntrica de las calles Leyva y Juárez, fue todo un éxito, pues además de la atención personalizada de los dueños contaba con todo lo que solicitaban los clientes, incluso con mercancía importada. El año de 1941 llegó con noticias muy estimulantes para los Akachi, pues después de 10 años de matrimonio, recibirían a su primera hija, de los cuatro que procrearían. El fin de ese mismo año, sin embargo, terminó con malos augurios debido al estallamiento de la guerra entre Japón y Estados Unidos.

Al inicio del año de 1942, Mitsuo Akachi recibió la orden de las autoridades mexicanas para que, junto con todos los inmigrantes que radicaban en Los Mochis, se trasladara a la ciudad de México. En esta ciudad serían concentrados los japoneses con el propósito de que fueran vigilados de manera estrecha. El gobierno norteamericano fue el que solicitó al de México para que, de manera inmediata, se concentraran los japoneses que radicaban a lo largo de toda la frontera, pues los consideró, de acuerdo a su criterio, personas muy “peligrosas” con capacidad de realizar sabotajes o incluso ser parte de un “ejército invasor”. El FBI y los consulados de Estados Unidos, instalados en las diversas ciudades de México, habían recabado desde años atrás información sobre el número de inmigrantes, lugar de residencia y actividades económicas a las que se dedicaban.

Mapa elaborado por el FBI y los órganos de inteligencia norteamericanos (Fuente: National Archives and Records Administration)

Los primeros meses del año de 1942 fueron realmente tristes y penosos para los Akachi. Mitsuo fue obligado a abandonar a su esposa y a su hija recién nacida. Concepción se encargó sola de atender la mercería para que no faltara sustento para toda la familia. Dentro de esta tragedia que enfrentaron todos los inmigrantes, al menos Mitsuo, al estar casado con una mujer mexicana, no tuvo que malvender su negocio y trasladarse con toda la familia a los lugares de concentración como sucedió con el resto de las familias japonesas.

En la ciudad de México, las comunidades de concentrados se agruparon en distintos barrios de la ciudad. Mitsuo se mudó con un grupo numeroso de japoneses al barrio de Tacuba. En esta zona, los japoneses abrieron pequeños comercios de papelería y de abarrotes. Para los niños que ya estaban en edad escolar, la comunidad se organizó para rentar una vieja casona y crear un lugar donde los pequeños, además de la escuela pública a la que asistían, pudieron continuar con sus estudios del idioma japonés y de otras actividades.

El reconocimiento de trabajo y honestidad que habían logrado forjar los trabajadores japoneses en Los Mochis y en todo el estado de Sinaloa, permitió que el gobernador del estado, el Coronel Rodolfo Loaiza, interviniera para solicitar al secretario de Gobernación, Miguel Alemán, regresar a los inmigrantes con el compromiso de que las autoridades estatales y municipales se hicieran cargo de la vigilancia de ellos.

Gracias a ésta gestión que realizó el gobernador que contó con el beneplácito de la misma población, Mitsuo y otros concentrados lograron regresar a Los Mochis en el año de 1943. El apoyo y la actitud que recibió de los mexicanos en general hicieron que Mitsuo se sintiera parte integral de México a pesar del rompimiento de las relaciones entre su patria natal y el país que lo había recibido. Desde ese entonces, Akachi empezó a considerar tramitar su nacionalización como mexicano, estatus que le fue otorgado en el año de 1956. Para ese entonces ya tenía cuatro hijos y había abierto la primera tienda departamental en Los Mochis que tuvo una gran presencia en la vida y la historia de la ciudad.

Mitsuo Akachi se enraizó fuertemente al país que lo recibió. Por esto reiteraba que, aunque no había nacido en Los Mochis, se sentía parte integral de este lugar donde logró construir un lugar donde vivir mejor y crear una familia. Mitsuo no dejó de trabajar hasta los 94 años en que falleció, Los Mochis fue el lugar en que decidió permanecieran sus restos junto con los de su esposa que murió a la edad de 99 años.

Nota:

1. La historia de esta familia puede leerse en “Jesús Akachi: La vida y los aportes de un nisei a México” (4 de octubre de 2016).

 

© 2020 Sergio Hernández Galindo

generaciones Honshu inmigrantes inmigración issei Japón Los Mochis México Ciudad de México migración Mitsuo Akachi prefectura de Nagano Sinaloa Tacuba Segunda Guerra Mundial
Acerca del Autor

Sergio Hernández Galindo es egresado de El Colegio de Méxicodonde se especializó en estudios japoneses. Ha publicado numerosos artículos y libros sobre la emigración japonesa  a México como a Latinoamérica.

Su más reciente libro Los que vinieron de Nagano. Una migración japonesa a México (2015) aborda las historias de los emigrantes provenientes de esa Prefectura antes y después de la guerra. En su reconocido libro La guerra contra los japoneses en México. Kiso Tsuru y Masao Imuro, migrantes vigilados explicó las consecuencias que el enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón acarreó para la comunidad japonesa décadas antes del ataque a Pearl Harbor en 1941.

Ha impartido cursos y conferencias sobre este tema en Universidades de Italia, Chile, Perú y Argentina así como en Japón donde fue parte del grupo de especialistas extranjeros en la Prefectura de Kanagawa y fue becario de Fundación Japón, adscrito a la Universidad Nacional de Yokohama. Actualmentees profesor-investigador de la Dirección de Estudios Históricos del  Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Última actualización en abril de 2016

¡Explora Más Historias! Conoce más sobre los nikkeis de todo el mundo buscando en nuestro inmenso archivo. Explora la sección Journal
¡Buscamos historias como las tuyas! Envía tu artículo, ensayo, ficción o poesía para incluirla en nuestro archivo de historias nikkeis globales. Conoce más
Nuevo Diseño del Sitio Mira los nuevos y emocionantes cambios de Descubra a los Nikkei. ¡Entérate qué es lo nuevo y qué es lo que se viene pronto! Conoce más