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https://www.discovernikkei.org/es/journal/2018/5/23/estudiantes-nikkei/

Estudiantes nikkei que conocí en las universidades japonesas donde enseño

Son jóvenes nikkei que estudiaron desde la infancia en Japón y forjaron una buena educación. Izq: Flavia Yanase, de Brasil; Hernán Kitsutani, de Perú; Tracy Yamamoto (Chavez). Actualmente, cada uno tiene su trabajo y son un orgullo de la comunidad latina. Foto: Octubre de 2009, todavía eran universitarios.

Desde la segunda mitad de los ’80 comenzaron a llegar los trabajadores latinos nikkei llamados “dekasegui” y con la reforma de la ley migratoria de 1990 aumentaron considerablemente. Al comienzo muchos venían solo dejando a sus familias pero a medida que constataban que había trabajo y más seguridad, trajeron a sus familias y otros formaron aquí en Japón. Hacia el año 2005, aumentaron las consultas para el ingreso a la secundaria superior y a las universidades porque sus hijos crecieron y anhelaban estudiar más. Eran tiempos en que muchos niños y adolescentes brasileños no estaban escolarizados o que abandonaban la escuela pública japonesa por diversos motivos.

El artículo 26 de la Constitución de Japón1 señala la obligatoriedad de la educación pero no es vinculante para los extranjeros; aunque, de hecho los municipios y las prefecturas que tienen competencia sobre la misma realizan un importante esfuerzo en recibir e integrar a los extranjeros. No solamente organizan charlas orientativas e imprimen folletos en diversos idiomas sino que asignan intérpretes y consejeros escolares para informar a los padres extranjeros que no conocen las particularidades del sistema educativo de este país2. También, hay páginas de internet que facilitan la comunicación y comprensión de las obligaciones de los padres con las escuelas. Gracias a estos esfuerzos institucionales una gran mayoría ha podido finalizar los estudios de la educación obligatoria, la primaria y la secundaria básica, que totalizan 9 años. Por el momento, los que han terminado íntegramente la secundaria superior (koko) son la mitad o un poco menos, según las estadísticas de algunas Prefecturas, aunque algunos estudios dan cuenta que rondan el 60%3.

Sin embargo, hay que mencionar que en los últimos años se observan más jóvenes latinos que están ingresando a las universidades o escuelas técnicas “senmon gakko”, sean privadas o públicas, lo que genera un efecto motivador en mejorar el nivel educativo de los hijos de los migrantes latinos.

Ha sido alumno mío en la Universidad de Kanagawa, Takeshi Sakamoto. Es nikkei de 4º generación y por cosas de la vida yo conocía a su abuelo Eduardo Sakamoto que reside en la Argentina. En el año 2014 lo tuve de alumno en la materia “Español de Negocios”.

Personalmente, por mi tarea docente tuve y sigo teniendo alumnos nikkei en las universidades donde enseño o he dado clases especiales. A pesar de que son clases de idioma español incorporo temas de América Latina y trato de mostrarles aspectos no muy conocidos en Japón. Entre los años 2007 y 2016, he enseñado la materia “Español de Negocios”, en la Universidad de Kanagawa, y desde el 2011 hasta el presente en la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Prefectural de Shizuoka. También, he dado cursos acelerados de verano o invierno en la Universidad de Aichi Kenritsu. En las dos primeras he podido tener alumnos de nacionalidad argentina, brasileña y peruana, y en todos los casos son hijos de familias que han venido a trabajar en los ’90. Algunos nacieron en Japón y otros se han educado desde los inicios de la primaria. Ellos no son “ryugakusei” que vienen con alguna beca desde Sudamérica.

Estos estudiantes que lograron llegar a una universidad, sea pública o privada, han hecho junto a sus padres un gran esfuerzo y sacrificio y le han dedicado bastante recursos económicos. Es muy posible que durante la secundaria hayan tenido dificultades tanto en los estudios como en la comunicación con sus padres; pero estos jóvenes que llegaron a la universidad superaron esos obstáculos y poco a poco, como se observan en las redes sociales, se están graduando. Cada historia es muy particular pero casi siempre hay un profesor que los ha motivado en algo, en que participen en un concurso de oratoria en inglés o que se hayan destacado en alguna disciplina deportiva, etc. Eso les ha permitido ganar confianza en sí mismo y de esa manera han podido identificar las ventajas que pueden tener por ser diferente a los japoneses.

Hasta ahora he podido conocer unos 20 estudiantes nikkei latinos de Japón y he constatado que casi un 80% se ha integrado laboralmente a la sociedad japonesa. Del resto no pude saber más nada o supe que han dejado su primer empleo y no siempre han logrado insertarse en algo mejor.

Mis encuentros con ellos ha sido a través del idioma español por lo que ha sido un tanto especial porque es el idioma materno de sus padres. Pero, para estos jóvenes el idioma de aprendizaje ya no es el de los padres sino el japonés. El español es en algunos casos el segundo idioma extranjero después del inglés. Y eso es inevitable porque necesitan manejar muy bien el japonés para aprender y conocer algún otro idioma para mejorar su perfil laboral. Solo algunos han podido mantener un buen nivel de español porque sus padres han sido muy consecuentes a través de algún programa de educación a distancia como el PEAD4. Caso contrario, por más que hablen lo cotidiano no escriben ni leen adecuadamente y por ende no lo pueden usar para un empleo que implica una comprensión cabal del idioma. Y dentro de estos ha habido algunos que se han ido al Brasil o al Perú, para estudiar el portugués o el español de manera más integral. En algunas universidades del Perú hay programas de español para extranjeros y eso ha sido una alternativa interesante para algunos.

Son alumnos míos de la Universidad Prefectural de Shizuoka, Kaori SEKI, brasileña; y Hideki MAEKAWA, peruano. Kaori ya trabaja desde abril de 2017 y Hideki ha estudiado inglés y español en Perú para ahora terminar su licenciatura en Japón.  

Hay académicos japoneses que siguen empeñándose en decir que los niños y jóvenes de las comunidades extranjeras de Japón son “bilingues”, tanto en lo idiomático como en lo cultural, pero no se dan cuenta que eso implica una dura lucha para sí mismo durante años para aprender dos idiomas al mismo tiempo en un ámbito familiar a veces contradictorio y no siempre propicio para eso. Se requiere mucho sacrificio, comprensión y apoyo de los padres y la capacidad de priorizar lo que es necesario para seguir viviendo en Japón o en otro lugar. Aun en Sudamérica, sin una secundaria bien cursada no tienen una buena comprensión de texto ni de escritura.

En América Latina el índice de alfabetismo supera el 90% pero solo en las grandes ciudades con gran desarrollo económico el porcentaje de terminación de la secundaria llega al 70%. En el resto es menor a 50% e incluso hay zonas rurales que ni siquiera terminan la primaria. Y el problema de la secundaria es que muchas escuelas tienen un nivel insuficiente en los contenidos como para que puedan acceder a la educación superior. Además, solo algunas universidades nacionales y privadas de renombre son las que ofrecen un nivel aceptable o elevado en algunas carreras y aún así son pocos los que logran un empleo acorde a sus estudios. Como señalan los expertos hay un desfasaje muy preocupante entre las disciplinas de los graduados y las necesidades del mercado laboral y aunque terminen una carrera. Por eso, no todos son empleables porque son “licenciaturas” que no los preparan para lo que las empresas y el sector público necesita.

Según el Estudio PISA de la OCDE del año 2015, países como Singapur y Japón tienen un buen rendimiento y los de América Latina rondan el 60º lugar (Chile en el 50º aproximadamente)5.

En contrapartida, el 98% de los alumnos de Japón finaliza la educación obligatoria y el 96% la secundaria superior, de los cuales el 54% continúa la universidad y el 16% una escuela técnica. Significa que el 70% posee una educación superior. Desde luego, no todos logran una educación de calidad que permita conseguir un buen empleo pero es indiscutible que es una formación que les permite, al menos por ahora, ubicarse laboralmente en esta sociedad. Por eso, haciendo un uso positivo de la diversidad y las particularidades de un extranjero los hijos de las familias latinas tienen la posibilidad de desarrollar sus aptitudes.

Pueden transformarse en recursos humanos que Japón necesita y podrían competir de igual a igual con los innumerables jóvenes extranjeros “ryugakusei” que están llegando desde todas partes del mundo (al mes de octubre de 2017, hay unos 290.000 estudiantes extranjeros en carreras de grado y posgrado)6. La gran mayoría de ellos vienen sin una beca que les alivie los pagos que deben hacer a la universidad y afrontar sus gastos de estadía. Sin embargo, empiezan por estudiar el japonés y en uno o dos años ingresan a alguna universidad. En esos 4 años se esmeran y se sacrifican mucho para lograr la admisión a un posgrado o buscan ubicarse laboralmente en Japón - el 60% de los graduados anhela eso -, pero lamentablemente muchas empresas japonesas no están preparadas para recibir estos recursos, prepararlos y promoverlos para sus objetivos y actividades internacionales.

Tampoco hay que olvidar que los hijos de las familias latinas radicadas en Japón están endeudados con los préstamos escolares y universitarios7. Por eso, siempre recalco que deben evaluar con realismo la carrera que van a elegir, medir el nivel de endeudamiento y comparar las opciones.

Las visitas a los campus universitarios suelen maravillarlos y motivarlos, pero lo importante es elegir no solamente por el gusto y la preferencia sino el futuro que pueden construir con esa disciplina o especialidad. A veces, lo que no gusta mucho puede llegar a ser mucho más promisorio y posteriormente termine generando muchas satisfacciones. O, sin pensar mucho, como hacen los estudiantes japoneses, es ubicarse laboralmente en una firma que otorgue cierta estabilidad y progreso, sin importar lo que han estudiado. Hasta ahora eso ha funcionado bastante bien y no es una mala elección. Lo mismo sería estudiar en una escuela técnica “senmon gakko” de dos años en carreras de perfil más técnico para adquirir matrículas y licencias que muchas veces superan un título universitario.

En todos estos años he estado en muchos seminarios de orientación para el ingreso a la secundaria superior o a la universidad y siempre el tema económico es una traba en estas familias. No han planificado como los japoneses un ahorro para la educación de sus hijos, máxime los que siguen con la duda eterna de que “pronto” van a regresar a su país. No entienden que es una inversión y por lo tanto deben ahorrar metódicamente por lo menos 10 años para hacerse de una suma que les permita pagar al menos los dos primeros años de estudio y el resto sí financiarlo con un préstamo, pues los costos básicos y de preparación para el ingreso a una universidad son bastante elevados8. Para una carrera de humanidades o ciencias sociales, por 4 años, en una universidad pública se requiere por lo menos unos 3 millones de yenes9.

Y por más que tengan un título universitario el excesivo endeudamiento limita posteriormente muchas cosas, sea un cambio de trabajo o la formación de una familia. Muchas familias japoneses también sufren esta situación y estos jóvenes están atados a deudas hasta los 35 años de edad o a veces más10.

Soy consciente de que los buenos consejos y ejemplos motivan a superarse sin generar cargas (deudas) excesivas a futuro. Personalmente, tuve esas motivaciones y pude venir a Japón becado y especializarme en un posgrado que me ha permitido desarrollar muchas actividades.

No siempre se logran los objetivos trazados pero el esfuerzo bien orientado asegura resultados más certeros que las decisiones apresuradas. En Japón hay diversas alternativas y si uno elige lo viable se pueden abrir más posibilidades.

Notas:

1. Art. 26: (1) Todos los ciudadanos (japoneses), según lo que establece la ley, en base a sus capacidades, tienen el derecho de recibir igualitariamente una educación. (2) Todos los ciudadanos, según lo que establece la ley, tienen la obligación de dar una educación a los hijos que tienen a cargo. La educación obligatoria es gratuita. Fuente: 口語「憲法」抜粋、116頁、自由国民社、2004年。

“Todos los ciudadanos” implica a los japoneses o sea que tienen la nacionalidad japonesa. De ahi, que este derecho y obligación no se aplique a los menores y a los padres extranjeros. Sin embargo, la realidad, eso no significa que estén excluídos o no puedan recibir esa educación obligatoria.

2. CLAIR (Council of Local Authorities for International Relations), es una fundación pública que ofrece información multilingue sobre la vida en Japón, en casi todos los temas. Si selecciona la parte de Educación, allí describe las particularidades y trámites que se realizan.

3. Artículo en japonés que indica que rondaría el 60%.
Artículo: Tamaki Tanaka, “外国人の子どもの高校進学率60%に留まる事態もー格差是正願い、支援者らが入試制度調査” (Yahoo! News, 2017.01.30)

4. PEAD KYODAI (Programa de Educación a Distancia) dirigido a los niños y adolescentes peruanos.

5. Cada 3 años se realiza se realiza este examen de PISA en 72 países donde participan 540.000 alumnos de 15 años de edad.

NIER (National Institute for Educational Policy Research)

6. Al mes de junio de 2017 son 291.164 estudiantes extranjeros con el visado de “ryugaku”. Se contabiliza que hay 114.967 chinos, 69.565 vietnamitas, etc. De Sudamérica, solo hay 455 brasileños y 128 peruanos.

Ministry of Justice: 在留外国人統計(旧登録外国人)統計表

7. Los japoneses suelen decir “shogakukin” (beca) pero en realidad son préstamos. Según una entidad financiera el 40% de los universitarios japoneses tienen algún tipo de deuda. El 70% del alumnado va a universidades privadas cuyo arancel y costo es mucho mayor que las nacionales o prefecturales. Para ingresar a las públicas hay que estudiar mucho y tener un buen promedio en la secundaria.

Artículo: Yoko Kato, “奨学金で苦しまないためにできること - (1)知っておきたい返済の過酷さ” (My Navi News, 2016.6.3)

8. Para gastos extras (comida, actividades extracurriculares, compra de textos adicionales, etc.) se requiere unos 350.000 al año en la primaria y unos 400.000 yenes durante la secundaria, por más que el establecimiento sea público.

Artículo: Yoko Kato, “小学校生活、6年間でかかるお金はいくら? - 家計を助ける制度も紹介” (My Navi News, 2017.3.9)

Y por gastos de academias de apoyo y estudios complementarios se requiere otros 20.000 a 30.000 yenes por mes.

Artículo: Yoko Kato, “塾・習い事にはいくらかかる? - お金が必要な"要注意タイミング"も解説!” (My Navi News, 2016.10.13) 

9. Informe de Educación del Nihon Seisaku Kinyu Kooko: 「教育費に関する調査結果

10. Artículo: Kenji Yasuda, “「奨学金地獄」は本当だった! 学生の2人に1人が借金の現実 (El infierno de los préstamos universitarios)” (President OnLine, 2017.3.18)

 

© 2018 Alberto J. Matsumoto

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Sobre esta serie

El licenciado Alberto Matsumoto encara las distintas facetas del Nikkei en Japón. Desde la política migratoria sobre la inserción al mercado laboral del inmigrante hasta su inculturación a las costumbres y lenguaje japonés a través de la educación primaria y superior. Analiza la vivencia interna del Nikkei latino con su país de origen, su identidad y su convivencia cultural personal y social en un contexto cambiante de globalización.

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Acerca del Autor

Argentino, descendiente de segunda generación, radicado actualmente en Japón. Es licenciado en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador, Buenos Aires. En 1990 obtiene la beca del Ministerio de Educación de Japón y realiza sus primeros estudios en la Universidad de Tsukuba. Luego, en 1997 obtiene la Maestría en Derecho Laboral y Económico en la Universidad Nacional de Yokohama. Director General de la Consultora Idea Network, especializada en traducciones jurídicas. Ha sido intérprete judicial en la Corte de Tokio y Yokohama por más de 20 años. Es profesor de Español en la Prefectural de Shizuoka y de Economia, Sociedad y Derecho de América Latina en la Facultad de Derecho de Dokkyo University. También imparte sobre Historia de la Inmigración Japonesa y Sistema Educativo de Japón, en la Kaigai Nikkeijin Kyokai para los becarios Nikkei de la JICA. Ha publicado varias obras como la Ley de Migraciones de Japón, Impuesto a la Renta , en castellano, y en japonés: Los 54 capítulos para conocer la Argentina (Akashi Shoten, 2005), Aprenda el español con solo escuchar el CD (Chukei Shuppan, 2007), etc. En 2017 obtuvo el Premio Gratitud a la Cooperación Internacional del Presidente de JICA -Agencia de Cooperación Internacional de Japón y en 2018 estuvo a cargo del análisis e informe del estudio de las comunidades nikkei de México, Cuba y Argentina, de la División América Latina de la Cancillería de Japón (Gaimusho). http://www.ideamatsu.com/

Última actualización abril de 2020

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