Se pone un vestido mullido, sube al romántico escenario y baila espléndidamente. Ser bailarina es el sueño de muchas niñas. Kaori Nakamura, una de las mejores bailarinas del Pacific Northwest Ballet (PNB), vivió ese sueño, bailando durante años en el centro del escenario. Nakamura también está enseñando en la Escuela de Ballet del Noroeste del Pacífico estos días. Nos reunimos con ella para ver cómo es la vida de una bailarina estrella.
Entrevista realizada por Naoko Watanabe, traducida por Bruce Rutledge
Un evangelista del ballet
Nakamura ha sido protagonista de ballets clásicos como El lago de los cisnes , Giselle , Don Quijote y muchos más. Ha sido una de las mejores bailarinas durante años. No puede ser fácil ser una bailarina estrella año tras año. ¿Qué la motiva? “El ballet es una parte de mi vida”, dice modestamente. "Simplemente seguí haciendo lo que siempre quise hacer".
Cuando se retiró de la danza en 2014, tenía 44 años. La bailarina de ojos marrones estuvo animada durante toda su actuación final, bailando con pasión y elegancia. “A medida que crecí, mi estilo de baile y la forma en que interpretaba mis papeles cambiaron”, dijo. "Fue interesante sentir estos cambios".
"Puede que Kaori sea juguetona, y ciertamente dulce lo es, pero la seriedad con la que sirve su arte es impresionante de observar y admirada por todos los que trabajan con ella", dijeron en un comunicado los directores artísticos fundadores de PNB, Kent Stowell y Francia Russell.
Cuando le pregunto a Nakamura qué clase de bailarina era, ella responde con una sonrisa: “No lo sé. Simplemente me esfuerzo lo más posible con el papel que me asignan”.
Hablando con Nakamura, me parece que el ballet es un entretenimiento tradicional occidental de estilo y gracia que se transmite de generación en generación. Y para entenderlo completamente, uno tiene que concentrarse completamente en el arte. Gracias al esfuerzo de esas personas, podemos disfrutar de esta forma de arte.
Cariño y disciplina
Nakamura ahora entrena a los bailarines jóvenes. Tiene buena reputación como profesora. “Kaori ha sido un pilar de nuestra facultad desde su retiro de la danza”, dijo Peter Boal, director de la Escuela de Ballet del Noroeste del Pacífico y director artístico del PNB. “Ella aporta al aula el mismo alto nivel de dedicación y compromiso que llevó al escenario como bailarina de renombre mundial. Ofreciendo los más altos estándares de técnica y musicalidad junto con un estímulo y apoyo invaluables, ella es un modelo ideal y una maestra inspiradora”.
Por supuesto, cuando le pregunto a Nakamura qué tipo de maestra es ella, ella responde: "No lo sé". Pero la imagen a la que aspira es la de su antigua profesora, Reiko Yamamoto. “Yamamoto-sensei no se trataba sólo de ballet. Ella era estricta con la vida. Vivía con ella y ayudaba con la limpieza, el lavado y la preparación de la comida. Ella me inculcó cómo saludar a la gente y cómo comportarme. Era muy estricta y, sin embargo, me tenía afecto como si fuera su hija”.
Al igual que su antigua maestra, Nakamura enseña modales y técnica de ballet. “Supongo que soy una maestra estricta, especialmente con los más jóvenes”, dijo. “Si un niño habla o no se concentra, le amonestaré amablemente: '¿Por qué estás aquí? ¿Viniste a aprender o a jugar?'” Tiene una voz suave y una sonrisa amable, pero su mirada es lo suficientemente seria como para hacerme sentarme derecho durante toda la entrevista.
“No pienso en el ballet simplemente como algo que hay que aprender. Quiero que la gente tenga el enfoque de un profesional”, dijo. "Tu baile es un reflejo de tu corazón, por eso, para convertirte en un bailarín profesional, tu humanidad es muy importante".
Por supuesto, algunos niños sólo quieren aprender un poco de ballet, por lo que el equilibrio es difícil. "Los niños pequeños necesitan disfrutar del ballet o no continuarán", dijo. “No se puede simplemente regañarlos y asustarlos. Necesitas una disciplina afectuosa”.
Desde que comenzó a enseñar, comprende una nueva apreciación de lo difícil que es el ballet. Ahora usa su cabeza más en clase que antes. "Cuando estaba en el escenario, no pensaba mucho", dijo. “Pero ahora, durante una lección, revisaré mi cuerpo. Soy consciente de la forma en que mis músculos se mueven y se utilizan cuando enseño a los estudiantes”.
Se dice que el ballet tiene que ver con la “participación”, cuando los pies se giran hacia los lados y las caderas se abren. Pero algunos niños pueden hacerlo de inmediato y otros no. “El cuerpo de cada estudiante es diferente”, dijo Nakamura, “lo que digo, cómo enseño y lo que trato de impartir difieren según sus habilidades. El ballet es difícil”.
Nakamura da clases a alumnos de 8 a 18 años, y desde el nivel 1 hasta la división profesional. Desde el año pasado, amplió sus actividades para incluir audiciones en Japón para la clase de verano. “Espero tener más oportunidades de enseñar en Japón”, dijo.
Saltando al mundo del ballet
Nakamura comenzó a bailar cuando tenía 7 años. “Se trataba más de ponerse los zapatos de punta y el tutú que de bailar”. Participó en su primera competencia en cuarto grado. En quinto grado, quedó en tercer lugar; en sexto lugar terminó segunda; y en la escuela secundaria ganó. Se animó al encontrarse en el umbral de convertirse en una bailarina de ballet mundial. Ingresó al Prix de Lausanne y luego asistió a la School of American Ballet de Nueva York con una beca y se graduó en un año. Estaba en camino de convertirse en una bailarina de primer nivel, pero ¿alguna vez consideró un camino diferente? "Hubo muchas ocasiones en las que odiaba practicar o odiaba no poder hacer algo", recordó, "pero nunca pensé en dejar el ballet".
Una vez que se propuso, saltó al mundo del ballet. “No fui a la escuela secundaria. Convencí a mis padres de que si iba a hacer ballet, sería un desperdicio ir a la escuela secundaria. Cuando miro hacia atrás, creo que era una forma de pensar inmadura, pero yo era joven y valiente. No tenía frenos”.
Sus padres debieron haberse preocupado cuando abandonó la escuela secundaria para ir a Nueva York. Hace treinta años en Japón era difícil imaginar ganarse la vida como bailarina. Además, siempre existía la amenaza de lesión. No dijeron nada en ese momento, pero su padre sintió que al menos debería haberse graduado de la escuela secundaria. “Incluso entonces me dejaron hacer lo que quería. Les estoy agradecida”, dijo. “Si hubiera ido a la escuela secundaria en aquel entonces, quién sabe cómo habría sido”.
Hoy tiene una hija a punto de cumplir 6 años. ¿Qué hará Nakamura si no quiere ir a la escuela secundaria? “En primer lugar, creo que estaría en contra. Como su padre”. Ella esboza una sonrisa maternal. “Empezó a estudiar ballet cuando tenía 4 años y se retiró cuando tenía 5. Es una niña de carácter fuerte. No es muy buena para quedarse quieta por mucho tiempo, así que el ballet no será lo suyo. Ahora está probando la gimnasia”.
Una profesional lo da todo
Desde que decidió dedicarse al ballet en la escuela secundaria, Nakamura nunca miró hacia atrás. Pero debió haber sido un gran cambio cuando se retiró de la danza. “Cuando me retiré de la danza, pude concentrarme en enseñar ballet”, dijo. El ballet es parte de su vida, por eso hace todo lo que puede en ese campo. Suena normal, pero es rara la persona que hace ese tipo de cosas. Cuando dice que quiere que los niños actúen como profesionales, ¿a qué se refiere? "Un profesional lo da todo".
¿Qué tipo de recomendaciones tiene Nakamura para ver ballet en Seattle? “En Japón, el mundo del ballet se mantiene en alto y parece que sólo los involucrados van a verlo. En Seattle, todo tipo de gente va a verlo. Para alguien que nunca ha visto ballet, primero digo que debería ver una actuación del PNB. El Cascanueces , que se representa cada temporada navideña, es fácil de entender y divertido. Antes de la actuación, en el vestíbulo hay muchos niños disfrazados. Es lindo. En 2015, PNB estrenó una producción de nuevo diseño del Cascanueces Balanchine, por lo que las personas que vieron la producción Stowell/Sendak de PNB en el pasado pueden ir ahora y comparar las versiones. Y esta temporada, en febrero, haremos El lago de los cisnes . Es un ballet muy popular”.
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Kaori Nakamura nació en la prefectura de Gunma. Aprendió a bailar en el Reiko Yamamoto Ballet Studio y en el estudio de danza más prestigioso de Estados Unidos, la School of American Ballet. Ganó premios por su baile en Japón; luego, en 1986, ganó el Premio de Lausana. También quedó tercera en el Concurso Internacional de Ballet de Varna de 1988. En 1990, se unió al Royal Winnipeg Ballet en Canadá y fue ascendida a bailarina principal en 1995. Se unió al PNB en 1997 y se convirtió en directora al año siguiente. A partir de 2014 comenzó a impartir docencia en la Escuela PNB.
*Este artículo fue publicado originalmente por The North American Post el 22 de noviembre de 2017.
© 2017 The North American Post
