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Felices fiestas en el Valle Imperial

Navidad con los Kokubun

Pregunta a cualquier nisei del extremo sur de Valle Imperial sobre sus experiencias navideñas en la infancia y sus gratos recuerdos siempre evocarán a la iglesia de los Kokubun. El reverendo Jingoro Kokubun era el pastor de dos iglesias cristianas no confesionales. En 1920 fundó las iglesias Independent Church en Calexico y Union Church en El Centro.

El Rvdo. Kokubun era de la región de Tohoku en el noreste de Japón. Nació en la prefectura de Fukushima. Después de terminar la escuela primaria, un amigo lo introdujo al cristianismo y fue bautizado en un río local. Se graduó del Seminario Seigakuin en Tokio y fue asignado a una oficina pastoral en Sendai, prefectura de Miyagi. En 1908 inmigró a los Estados Unidos. Doce años después, el Rvdo. Kokubun y su esposa Iso se encontraban en Valle Imperial. Vivieron en una modesta casa parroquial de adobe, ubicada al lado de su iglesia en Calexico.

El reverendo Jingoro Kokubun y su esposa Iso parados en frente de la iglesia Independent Church en Calexico. Cortesía de la Galería Japonesa-Americana, Museo de los Pioneros de Valle Imperial.  

En su folleto sin fecha titulado Japanese Christian Churches (Iglesias Cristianas Japonesas), Ben E. Watson elogia a los Kokubun por los grandes avances que hicieron en su labor misionera al sur de California. El Rvdo. Kokubun gozaba de una gran estima, no solo por parte de las familias nikkei sino también dentro de la comunidad Hakujin (blanca). Según Shiro Fujioka, periodista del diario Rafu Shimpo, el Rvdo. Kokubun, quien medía 1.55 cm, fue apodado “Pequeño Gran Hombre” por sus amigos Hakujin.

Al inicio de cada domingo por la mañana, se oficiaba una misa y se daban clases de la escuela dominical en Calexico. Luego, toda la familia Kokubun se apretujaba en su auto para viajar 19.3 km hasta El Centro, donde se repetían por la tarde las misas y las actividades de la escuela dominical.

La época de vacaciones era una época particularmente ajetreada en las iglesias de los Kokubun. La sra. Kokubun organizaba todos los años puestas en escenas para navidad en donde actuaban los jóvenes nisei. La preocupación por el bienestar de los niños siempre ha sido su especial vocación. Antes de casarse con el pastor, Iso era profesora de jardín de infancia en la Iglesia Cristiana de Osaka. Al llegar a Valle Imperial, fue testigo de la estremecedora falta de servicios en cuidado infantil para las familias agrícolas. La sra. Kokubun no tardó en responder a la difícil situación de los niños abriendo una guardería en su casa. Tuvo un buen recibimiento por parte de los granjeros sin recursos que, cuando se abrió al inicio, el Rvdo. Kokubun recuerda que la casa pastoral estuvo repleta ¡con más de cincuenta niños nisei!

Guardería fundada por la sra. Iso Kokubun (sentada, cuarta de la derecha con un bebé en su regazo). El reverendo Jingoro Kokubun (usando una corbata) está parado a la derecha. Cortesía de la Galería Japonesa-Americana, Museo de los Pioneros de Valle Imperial.  

Cada año, justo antes de navidad, el Rvdo. Kokubun viajaba a Los Ángeles para comprar cientos de juguetes para los niños que asistían a las dos escuelas de idioma japonés, ambas financiadas por sus dos iglesias. Muchas familias tenían dificultades para comprar regalos, sobretodo durante la Gran Depresión. El regalo de navidad más preciado que Kiyoshi “Kai” Kawanami recibió cuando era niño fue un bote de juguete que funcionaba con una vela. Fue un regalo del Rvdo. Kokubun para él. A pesar de haber transcurrido más de cincuenta años, Kai nunca lo olvida.


Año Nuevo (Oshōgatsu) en la lechería de Ota

La celebración por Año Nuevo era sin duda la festividad más importante en las comunidades de inmigrantes japoneses. Se celebraba con la máxima solemnidad, pero al mismo tiempo, era una ocasión de alegría y regocijo. Destacando la importancia del Oshōgatsu, los horticultores abandonaban generalmente sus campos durante varios días antes del primer día de enero y hasta tres días después.  Sin embargo, la festividad de Año Nuevo no era de ningún modo un tiempo de descanso y relajación.

Un usu crudo hecho de una tubería de irrigación de concreto, en exhibición en la Galería Japonesa-Americana, Museo de los Pioneros de Valle Imperial.  

Las actividades por Oshōgatsu comenzaban con la elaboración de mochi (pasteles de arroz), tradicionalmente preparados dos días antes del 1.º de enero. Usando mazos o pistaderos de madera (kine), se machacaba en un gran mortero (usu) el arroz dulce cocido hasta obtener una masa pegajosa. El auténtico usu, hecho de granito o tallado de troncos de árboles, había sido enviado desde Japón a las tiendas locales de propietarios issei, como Kamiya Company en Nihonmachi (Japantown) de El Centro. Los usu estaban disponibles para alquiler, pero cada tienda tenía generalmente solo uno, de modo que las familias tenían que hacer cola y esperar su turno. Por ello, muchas familias improvisaron con usu caseros fabricados en concreto.

George Susumu Ota había crecido en una granja lechera en la zona rural de Calexico. Sus recuerdos describen una escena vívida de cómo las familias pioneras celebraban el Oshōgatsu antes de la segunda guerra mundial:

Mochitsuki (la preparación del mochi) en la granja de Shimamoto en Imperial, California, 1936. Ed Shimamoto machaca el arroz dulce con un kine mientras Seichi Mitamura voltea la masa en un usu casero. Cortesía de la Galería Japonesa-Americana, Museo de los Pioneros de Valle Imperial.  

En el día del mochitsuki, teníamos afuera un fuego improvisado en donde cocinábamos el arroz dulce al vapor. Todos nos turnábamos para machacar con un mazo de mango largo de madera el arroz cocido, el cual era colocado en un usu de madera. Mientras nos turnábamos para machacar el arroz, la abuela lo movía [en el usu] para que se pudiera machacar hasta obtener una suave textura. Todos echábamos una mano para dar al mochi una forma redondeada de unos 7.6 cm de diámetro y 2.5 cm de grosor. Generalmente, esto tomaba por lo menos medio día para machacar 45.4 kg de arroz dulce.

Las viviendas de los granjeros en Valle Imperial no contaban con electricidad hasta fines de los años 30. Ante la falta de un moderno sistema de refrigeración, los isseiidearon un método bastante peculiar para almacenar el mochi. Se colocaban los pasteles de arroz en ollas de cocción lenta de gres con tapa. Luego, se sumergía la loza en agua y así se dejaba. Según George, este proceso evitaba que el mochi enmoheciera.

Las mujeres issei y sus hijas preparaban los exquisitos manjares de Año Nuevo llamados osechi ryōri. La cocina era un trabajo meticuloso. Comenzaba con días de anticipación y continuaba hasta altas horas de la noche en la víspera de Año Nuevo. George cuenta que incluso en el lejano Valle Imperial, la generación de inmigrantes logró conservar muchos de los platillos tradicionales, cada uno de ellos cargado de simbolismo:

Antes del día de Año Nuevo, mamá preparaba el tradicional osechi ryōri usando alimentos enlatados importados de Japón como takenoko (brotes de bambú), fuki (petasita gigante), kuromame (frijoles negros) y kanten (gelatina). Ella preparaba yōkan rojo y verde (postre de gelatina hecho de frijoles dulces) con el kanten. También preparaba algunos de los vegetales que cultivábamos en el corral de nuestra lechería como bardana (gobō), zanahorias y renkon (raíz de loto). Después de cocinar todo, ella los colocaba en el ojūbako (caja decorativa para comida con varios niveles) junto con el tai (besugo), la langosta y el camarón asado. También preparaba huevas de pescado kazunoko marinadas en sake, azúcar y vinagre. La mayoría de los platillos japoneses eran comprados en la tienda del sr. Okamura en El Centro.

En la mañana de Año Nuevo, después de haber ordeñado y llevado a las vacas a pastar, todos tomábamos un baño para limpiar nuestro cuerpo y así recibir el Año Nuevo. Papá recitaba el sutra Bukkyō Juseige delante de nuestro Obutsudan [altar budista en casa]. Mamá estaba ocupada con la hermana May preparando ozōni, en donde colocaba dos mochi redondos en cada tazón grande para sopa con algunas ostras y verduras picadas. El caldo se obtenía de las virutas de bonito seco que era importado de Japón.

Durante todo el día de Año Nuevo, los amigos cercanos, familiares y nuestro ministro de iglesia llegaban para los saludos de Año Nuevo. Mamá servía la comida que preparó y papá, el sake caliente.

La comunidad de inmigrantes issei en todo Valle Imperial estaba deseosa por compartir la importancia y celebración del Oshōgatsu con la mayoría de la sociedad Hakujin. El 6 de enero de 1915, un corresponsal del diario Brawley News informó que en el pequeño pueblo de Westmorland, a una buena distancia al norte de la lechería de Ota, los “residentes japoneses de nuestro distrito celebraron, a su propia manera social, el inicio del Año Nuevo y sus vecinos estadounidenses aceptaron la invitación para disfrutar de su sincera hospitalidad”.

 

© 2016 Tim Asamen

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Acerca del Autor

Tim Asamen es coordinador de la Galería Japonesa-Americana, una exhibición permanente en el Museo de los Pioneros de Valle Imperial. Sus abuelos, Zentaro y Eda Asamen, emigraron en 1919 desde Kami Ijuin-mura de la prefectura de Kagoshima y se establecieron en Westmorland, California, lugar donde Tim actualmente reside. Se unió a Kagoshima Heritage Club (Club de la Herencia de Kagoshima) en 1994, en donde fue presidente (1999-2002) y editor del boletín del club (2001-2011). 

Última actualización en agosto de 2013

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