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Un Alcalde oriundo de Okinawa

Navegando en una pequeña embarcación desde la localidad de Pucallpa ubicado al Sur del Departamento de Loreto, sin detenerse, río arriba por el Ucayali y en condiciones normales, se demoraba hasta 4 horas para llegar a la desembocadura del río Pachitea, por el que surcando otras 2 horas adicionales se llegaba al pueblo de Honoria.

Ubicado en el margen izquierdo del río Pachitea, cuando lo visité por vez primera, tenía aproximadamente 200 viviendas con una población de algo mas 800 habitantes lo que en la extensa región de la Amazonía Peruana no resultaba entonces muy frecuente. Los lugareños decían que había sido creado sobre la base del esfuerzo y contribución de 3 personajes: un ciudadano de nacionalidad chilena quien aportó el nombre al lugar, un natural de la región llamado Sergio Chávez y un inmigrante japonés, extrañamente llamado José Díaz. Fue elevado a la categoría de Distrito el 2 de Febrero de 1956 integrándose a la Provincia de Pachitea del Departamento de Huánuco, siendo nombrado Tenho Taba, natural de Yonagusuku, Okinawa, Japón, como su primer Alcalde.

Tenho había llegado al Perú en 1928 llamado por su hermano Yamato a fin de acompañarlo en el trabajo de la pequeña propiedad agrícola y ganadera que habían constituido en un lugar denominado Puerto Inca, en el margen izquierdo del rio Pachitea. A la muerte de su cuñada tras penosa enfermedad y fracaso del negocio compartido con su hermano, retornó a Okinawa encargándose de llevar todos los hijos de Yamato, 3 de los cuales habían nacido en el Perú. Llega por segunda vez a la Amazonía para reencontrarse con su hermano poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, decidiendo quedarse alli indefinidamente al enterarse de la muerte de sus padres y todos los hijos de Yamato durante la Batalla de Okinawa. 

Era un típico caballero japonés, respetable y distinguido, de buen trato y sincera actitud. Había hecho de su cargo de Alcalde del pueblo que lo acogió un apostolado de servicio a los vecinos, quienes lo convirtieron en un líder muy apreciado, lejos de su tierra natal desde donde había traído aquellas costumbres comunitarias. Trabajaba continuamente, sin tiempo para descansar, desde muy temprano haciendo labores simples como el mantenimiento y limpieza de calles y caminos vecinales. Cierto que no son labores que un Alcalde practicaría en las grandes ciudades, pero esa conducta sencilla y trabajadora impulsó a la ayuda mutua entre los pobladores en los periodos de cosecha y a la cooperación de los vecinos para la construcción de obras públicas comunales, en particular dos escuelas, la iglesia y la oficina del correo.

El caso de Tenho fue como el de muchos inmigrantes que vinieron de tierras lejanas, sin saber el idioma del país que los recibió y que desconociendo cultura y tradiciones locales, se hicieron pioneros en un medio de exuberante belleza y paradójicamente, a veces inhóspito y solitario, se integraron a las costumbres locales, formaron su familia con gente del lugar y destacaron en su comunidad, sin olvidar a su tierra natal de Japón en cuyo nombre hicieron obras que aun hoy son recordados. Y es que son muchos los héroes desconocidos o anónimos que con sus obras a favor de las comunidades que los acogieron, realizadas sin vítores ni fanfarrias, casi con modestia, trabajando tesoneramente, lograron el aprecio de los pueblos a los que se integraron con cariño.  

En su segundo año de su gobierno edil, el Alcalde creyó que ya era momento para un acto público recordando el aniversario de la Independencia de la Perú ocurrida en 1821. Aquel 28 de Julio, después de asistir la misa de campaña, los asistentes nos dirigimos al lugar que algún tiempo después habría de convertirse en la Plaza de Armas o Plaza Mayor de Honoria. Allí, el Alcalde Tenho Taba había erigido un asta, eligiendo del bosque cercano un palo lo más recto y largo posible, pintándolo de blanco él mismo. Además había arrendado en Pucallpa, a costo propio, un pequeño sistema de altavoces que incluía un aparato que reproducía grabaciones en los discos de grafito.

En primera fila, frente al asta, firmes, muy serios y formales, como lo exigía el momento, acompañando a las autoridades políticas y policiales venidos desde la Capital del Departamento, estaban todos los vecinos miembros de la junta de notables: Yamato, el hermano del Alcalde, Yukio Katayama, Don Pío Salgado, José Díaz, Enma Takeshima, el Ingeniero Guillermo Ramos y Marina, su esposa argentina, Kenzo Takara, Pascal de Trujillo, además del cura español que poco antes había oficiado la misa. También asistieron las esposas, familiares y otros muchos vecinos de la localidad. Hizo las veces de presentador, el maestro de la escuela de Honoria y a la vez teniente alcalde del Distrito, un licenciado del Ejército llamado Segundo Dávila. Así, con el marco musical de una marcha militar oída a través de los altavoces, el Señor Alcalde procedió a su primer acto público izando lentamente la bandera bicolor peruana. 

De acuerdo con el protocolo, se continuó con la entonación del Himno Nacional. Y fue entonces que pude distinguir el verdadero valor de la integración de aquellos inmigrantes japoneses al suelo del Perú, nuestra patria adoptiva. Seguido de la voz del presentador, con gran sorpresa pude escuchar las voces de los asistentes en primera fila, destacándose claramente entre ellos, la voz del Alcalde Tenho Taba. Nunca antes se había escuchado un coro como aquel, pues sabido es que en los actos públicos con participación de peruanos y japoneses, estos últimos guardan respetuoso silencio durante la entonación del Himno Nacional Peruano. Por ello, era difícil imaginar que en un pequeño pueblo escondido en la Amazonía, un grupo de inmigrantes japoneses habrían de demostrar con ese acto, el profundo amor por esas tierras. Tampoco fue posible saber cómo, donde o cuando aprendieron sus letras, pero lo cierto es que fue entonada con gran solemnidad y sentimiento aun cuando el Himno Nacional del Perú es un vals y por lo tanto sin la gravedad ni el dramatismo de la música y letra del Kimigayo.

Al finalizar, se escuchó un enérgico ¡Viva el Perú! que los presentes respondimos al unísono con un ¡Viva!

 

* Este articulo ha sido extraido de Descubriendo la Amazonia de Luis Takanobu Shimabukuro, en proceso de edicion actualmente, basado en relatos de sus padres y hermanos contennido en Amazon Sanka de Seitoku Shimabukuro (1974)

© 2013 Luis Takanobu Shimabukuro

About this series

Being Nikkei is inherently a state of mixed traditions and cultures. For many Nikkei communities and families around the world, it is common to use both chopsticks and forks; mix Japanese words with Spanish; or celebrate the New Year’s Eve countdown with champagne and Oshogatsu with ozoni and other Japanese traditions.

This series introduces stories explore how Nikkei around the world perceive and experience being multiracial, multinational, multilingual, and multigenerational.

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About the Authors

Luis Takanobu Shimabukuro was born in Peru in 1946; he is the youngest son of Seitoku Shimabukuro. He has a degree in Agricultural Engineering and earned a Master's degree in Business Administration in Lima, Peru. Between 2008-2012, he lived in the Amazon region, where, based on his father's autobiography found inAmazon Sanka (1974), stories of his parents and his brothers. He is currently editing the text so as to have it published in Spanish. The title of he book will be "Descubriendo Amazonia (Discovering the Amazon)."

Updated November 2013
 


Seitoku Shimabukuro was a businessman and a Japanese language teacher. He was condecorated by the government of Japan in 1977. He was born in Okinawa and went to Peru in 1920. In 1956, he moved to the Amazon. He wrote several books in Japanese, including Amazon Sanka published in 1974. He passed away in 1982.  

Updated November 2013 

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