Son un amasijo de sentimientos. Están satisfechos, por supuesto. También sorprendidos, porque el desagravio presidencial1 fue inesperado, pensaban que a estas alturas de sus vidas jamás se materializaría. Pero a la vez sienten pena porque tardó demasiado y sus padres ya partieron.
Crystal City se llevó un pedazo de sus infancias, marcándolos por el resto de sus vidas. Hace casi 70 años les robaron la libertad. Fueron arrancados del Perú e implantados en Estados Unidos, como si fuesen vegetales y no seres humanos.
El gobierno del…