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Dibujante con historia: Ricardo Fujita, arte y periodismo que marcaron época

Ricardo Fujita recuerda que tenía cuatro o cinco años cuando un día, solo y aburrido, tomó un palito de fósforo y trazó una raya en el piso de tierra de su casa. Fue un acto instintivo. Comenzó a probar. Hizo curvas. Estaba entusiasmado. Había descubierto un nuevo juego. Poco a poco fue sofisticando sus trazos: dibujaba caras, perros, triciclos.

Ricardo Fujita Kokubun tiene un sitial en la historia del arte gráfico peruano (Foto: APJ / Álvaro Uematsu)

Los lápices y cuadernos no llegaron a sus manos hasta que fue matriculado en el colegio Lima Nikko, donde solo estudió dos años porque fue clausurado por el gobierno del Perú. Eran tiempos de guerra.

En un colegio u otro, nunca dejó de dibujar. Durante la adolescencia alumbró su primer personaje de ficción: Átomo Andes, un superhéroe nacido en Japón a quien la radiación producida por las bombas atómicas dota de poderes extraordinarios, y que luego viaja al Perú.

Ya tenía claro su futuro: lo que comenzó como un entretenimiento para matar el tedio sería su profesión. Tocó las puertas de varios diarios con sus dibujos a cuestas. Lo aceptaron en La Prensa. Era 1950 y tenía 18 años.

DE SAN MARTÍN A LOS CRÍMENES PASIONALES

Su primer trabajo consistió en narrar en viñetas, a lo largo de un año, la gesta de la independencia del Perú. Culminó el 28 de julio de 1951, cuando celebramos 130 años como país libre.

Ricardo Fujita iba en las tardes al diario. En las mañanas trabajaba en la herrería de su padre, donde la comba sustituía al lápiz. Tenía un compromiso que honrar con su otosan, que necesitaba brazos para levantar el taller. Al cabo de unos años, cumplido su deber de hijo mayor, se volcó, de pies a cabeza, al dibujo.

Parecía destinado a obras de grandes dimensiones. Tras ilustrar la campaña liderada por el general San Martín, tuvo que retroceder varios siglos para encargarse de la historia de los incas. Sin proponérselo, se estaba especializando en temas históricos. Para documentarse, visitaba asiduamente la Biblioteca Nacional.

Sin embargo, no se encasilló. Poco a poco fue abriéndose a otros campos. “Ricardo, ha habido un crimen, ¿no puedes hacerte un dibujo?”, le pedían. Comenzó a ilustrar accidentes, asaltos, suicidios, por lo general noticias de la sección policial.

Como las noticias policiales eran las que más pegaban en el público, a veces sus dibujos aparecían en portada. Fue uno de los pocos dibujantes peruanos en lograrlo.

Fujita fue parte de una época memorable del periodismo peruano (Foto: archivo personal)

Fujita se caracterizaba por su versatilidad. Dibujaba en casi todas las páginas: femenina, escolar, de moda, deportiva, de ciencias, etc. Entre las biografías que ilustró, recuerda las de los míticos boxeadores Mauro Mina y Bom Bom Coronado y el tirador Edwin Vásquez, el único deportista peruano en ganar una medalla de oro olímpica.

En 1967 se mudó al diario Ojo, donde marcaría una época plasmando en viñetas crímenes pasionales o sonados robos, que figuraban entre los casos policiales preferidos por los lectores.

Quizá fueron sus mejores años. Le gustaba dibujar las historias policiales. Tenía más libertad para echar a correr su imaginación.

A principios de la década de 1970, se alejó definitivamente de las redacciones periodísticas para recalar en la Corporación Backus, donde trabajó hasta su jubilación, a mediados de los años noventa.

Cuando Ricardo Fujita le dijo a su padre que quería dedicarse al dibujo, estaba convencido de que la destreza de su mano derecha le daría de comer. Sin embargo, jamás imaginó todo lo que lograría: cuatro hijos profesionales y un sitial en la historia del arte gráfico peruano.

* * *

Época dorada

Temas históricos, noticias de la sección policial, etc. La obra de Fujita es prolífica.

Fujita fue parte de una época memorable del periodismo peruano. En La Prensa trabajó bajo las órdenes del visionario Pedro Beltrán. Además, compartió redacciones con otros grandes periodistas, como Alfonso Delboy, Raúl Villarán y Jorge Donayre.

No es necesario preguntarle por Beltrán para que lo evoque con insistencia. Habla de él con la admiración de quien se siente privilegiado de haberlo conocido. Destaca, por ejemplo, la “escuelita” que creó, de la que salieron reconocidos hombres de prensa.

Su influencia trascendió el ámbito periodístico. Fujita asegura que “la gran metida de pata” del dictador Manuel Odría (1948-56) –y uno de los detonantes de su caída– fue la detención de Beltrán, a quien mandó a El Frontón.

También recuerda que su exjefe fue actor clave en otro gobierno: el de Manuel Prado (1956-62). Crítico feroz de su gestión económica, Beltrán fue convocado por Prado para ejercer como ministro de Hacienda. “Él arregló la situación económica del país”, remarca.

Sus ocupaciones laborales no lo apartaron de la colectividad nikkei. En la década de 1960 colaboró con la revista Superación –hecha por jóvenes nisei–, en la que trabajó con los periodistas Alejandro Sakuda y Alfredo Kato. Con ellos también hizo historia. 

* * *

Doble contribución histórica

En octubre de 2012 se exhibió una muestra antológica de la obra de Ricardo Fujita en la Galería de Arte Ryoichi Jinnai del Centro Cultural Peruano Japonés, en Lima. Mario Munive, curador de la exposición, destacó la trayectoria del dibujante nikkei:

“El aporte de Fujita a la cultura visual del Perú es, por lo menos, doble: en primer lugar porque forma parte indiscutible de la historia del periodismo nacional, para el cual, considerando los muchos años dedicados a trabajar en La Prensa y otros diarios, debió de ser uno de los dibujantes más versátiles y prolíficos (…) En segundo lugar, por lo que su trabajo significa para la historia del arte del Perú”.

Temas históricos, noticias de la sección policial, etc. La obra de Fujita es prolífica.

* Este artículo se publica gracias al convenio entre la Asociación Peruano Japonesa (APJ) y el Proyecto Discover Nikkei. Artículo publicado originalmente en la revista Kaikan Nº 71, y adaptado para Discover Nikkei.

© 2012 Asociación Peruano Japonesa; © Fotos: APJ/ Álvaro Uematsu, archivo personal de Ricardo Fujita

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About the Authors

Enrique Higa é peruano sansei (da terceira geração, ou neto de japoneses), jornalista e correspondente em Lima da International Press, semanário publicado em espanhol no Japão.

Atualizado em agosto de 2009


A Associação Peruano Japonesa (APJ) é uma organização sem fins lucrativos que reúne e representa os cidadãos japoneses residentes no Peru e seus descendentes, como também as suas instituições.

Atualizado em maio de 2009

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