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La Orquesta Teruya, una gran fiesta inolvidable

La Orquesta Internacional Teruya, encabezada por César y Flavia Foto cortesía de César y Flavia Teruya)

Hace varios años atrás escuchaba que la gente comentaba sobre “La Orquesta Teruya” y veía que animaban muchos acontecimientos, especialmente de nuestra colectividad en Lima, Perú. Me llamó la atención por el apellido Teruya, mi segundo apellido es ese, muchos me decían que esa orquesta era de mi familia, yo solo reía al escucharlo.

Hace casi un par de años leí un artículo en Perú Shimpo, donde entrevistaban a César Teruya, de la orquesta, contando mucho de su historia con ella y de sus inicios como músico, acompañando a su hermano, que lo hacía en la orquesta nikkei “Seventy Seven”. Era niño y la música era algo que sentía muy cerca, con el tiempo se convirtió en su pasión, formó la orquesta Arizona Nisei, luego en el año 1989 integró el marco musical de Los Morunos, llegando a ser el director de la orquesta.

Pero su vida dio muchas vueltas, se fue a Japón como muchos, atraído por las bondades del país de nuestros antepasados, buscando otros rumbos, pero trabajando muy duro. La música es algo que le llamaba y seguro no lo dejaba tranquilo, por lo que regresó a ella, incluso se dio el lujo de vivir de ella en la tierra de sus abuelos, Japón. La vida siguió dando vueltas y regresó a Perú por temas familiares, en un principio a dedicarse a los negocios, igual sintió el llamado otra vez de la música y fue así como estuvo de vuelta en Lima musicalmente, primero tocando individualmente, con Los Morunos, para iniciar la Orquesta Internacional Teruya en el año 1996.

La Orquesta Internacional Teruya, para un Luau (Foto cortesía de César y Flavia Teruya)  

Si nos ponemos a pensar actualmente creo que, junto a Seventy Seven, son los únicos nikkeis que tiene una orquesta, empezamos a recordar, especialmente los que somos base cinco a más, quedan en nuestros recuerdos grupos como RH positivo, Seventy Seven, Fresa Nisei, que tantos momentos agradables nos hicieron pasar, personalmente recuerdo muchas las fiestas a las que asistíamos en el AELU, un club que alberga a la mayoría de la colectividad nikkei, que los de mi época seguimos llamando el AFO (Asociación Fraternal Okinawense), ahora AOP (Asociación Okinawense del Perú).

Los muchachones que nos preceden en el Salón Majestic, la Beneficencia China, creo tenían fiestas casi todas las semanas, mientras nosotros los nikkei ochenteros nos conformamos con las fiestas de Año Nuevo, los carnavalitos y las fiestas de Halloween. Formamos parte de la generación de la crisis, hasta los permisos en casa eran difíciles porque también vino el terrorismo y los apagones, los coches bomba, las propinas eran limitadas también. La tónica generalmente era los chicos tomando en las esquinas, rincones o donde vendían cerveza, mientras las chicas sentadas, esperando para bailar, eso hasta casi la mitad de la fiesta, cuando los muchachos recién habían tomado valor y les quedaba corta la fiesta. Y cuando ya había amanecido, la gente pidiendo más música, y tener que esperar hasta la próxima fiesta.

Eran los tiempos cuando el cuerpo aguantaba todo, muchas veces, algunos trabajaban el domingo o ayudaban al negocio familiar y debían cumplir con su turno y lo hacían, porque ese era el trato con los papás. Otros estaban en la academia de preparación para ingresar a la universidad y los domingos eran de seminario, la prueba era mantener los ojos abiertos en clases. Lo que ahora le llaman “de boleto”, que sigue de largo, sin dormir. Ahora me explico por qué en el AELU (club nikkei de la colectividad) se programaban los partidos de fútbol de los de más edad temprano y a la categoría de los jóvenes lo más tarde posible, porque saben que muchos vienen de una fiesta de amanecida y no se presentan a jugar.

En esos tiempos las orquestas nikkei se movían más dentro de la colonia, en fiestas sociales, matrimonios, cumpleaños y todo evento posible. Pero vemos que actualmente la Orquesta Internacional Teruya abre más sus fronteras y los podemos ver tocar en muchos eventos de la colectividad nikkei, incluso colaborando, pero también en eventos fuera de ella. El manejo que tiene César de la orquesta es más empresarial, más profesional, se tienen en cuenta muchos detalles, estar actualizados, analizar cada evento, qué tipo de cliente es, pueden ser celebraciones para el Día de la Madre, Día del Padre, Halloween, las fiestas de diciembre. Para la completa satisfacción del cliente tiene que reunirse con ellos, escuchar lo que tienen pensado, saber para qué tipo de público, temática y edades tocarán, y así preparar su repertorio. Lo importante para ellos es la interacción con el público, es lo que demuestra que tienen éxito en un evento, los matrimonios son un ejemplo de ello.

César y Flavia en un paseo familiar (Foto cortesía de César y Flavia Teruya)

Flavia es la pareja de César, la coordinadora general de todo el movimiento y organización dentro de la orquesta. Ella lo vio por primera vez en una reunión, donde él trabajaba. Organizaban concursos de canto donde además era jurado. Fue una amiga en común quien los presentó, empezaron a salir y surgió el amor. Seguro entre cantos y música, César llegó a su corazón. Flavia recuerda que ya tienen doce años juntos, César tiene dos hijos ya mayores, de su anterior compromiso, que son ya profesionales, uno es arquitecto y el otro trabaja en publicidad; ella tiene una hija de 14 años de un anterior compromiso y ahora tienen una hija de ambos, que ya tiene siete años.

Un día común y corriente de César es entre su computadora, el piano, instrumentos, tratando de sacar los temas que va a incluir en el repertorio, pero no es nada fácil, le toma buen tiempo, hace los arreglos y las partituras para cada músico; bajo, vientos, parece muy sencillo, pero eso toma bastante tiempo.

El manejo de la orquesta es como cualquier empresa, se tiene que contratar personal y debe ser el más idóneo, buscan siempre la responsabilidad, puntualidad y seriedad, no se pueden permitir fallas, llegar tarde, faltar; él respeta a las personas pero igual también desea que lo respeten y sobre todo el trabajo. Lo más probable es que César está acostumbrado a los valores que le impartieron sus padres y abuelos, valores que él mismo pudo comprobar cuando residía en Japón y que los ha practicado siempre, lo que ha hecho que la orquesta tenga todo el éxito.

Generalmente a los eventos corporativos se llevan, además de músicos, a bailarines y coreógrafos; son doce músicos, un coreógrafo, tres bailarines y cinco personas del equipo de sonido. Además de César hay tres nikkei más en la orquesta, Juan Shinzato (timbales), quien tocó con César en Arizona Nisei; Hayime Higa (bajo), con quien fue compañero en el colegio José Gálvez del Callao; Dany Miyahira (trombón), músico que conoció por Facebook. La vida va entre ensayos, sacar nuevos temas, practicar hasta que salga bien, luego grabarlos, ver cuáles son los errores y corregir. Si bien es cierto en las presentaciones se ve mucha alegría, todos se ven muy bien, se ve perfecto, mucho glamour, vestuario, el manejo de las luces, el sonido perfecto, alegres y disfrutando de todo, pero detrás hay mucho trabajo, esfuerzo, horas de ensayo para que salga tal cual se ve en el escenario, bastante inversión para darle lo mejor al cliente.

Es ahí donde radica el éxito de la orquesta, sobre todo porque la publicidad es de boca en boca, todas son recomendaciones o porque asistieron a alguna de sus presentaciones, en el casino, en algún matrimonio, un evento organizado para una empresa, por un Día de la Madre, del Padre, Navidad, Año Nuevo, un cumpleaños, un aniversario.

Antes todo el manejo recaía en César, pero era una carga muy fuerte. Luego Flavia fue asumiendo tareas, se fueron dividiendo ese trabajo, pero también comprendieron que se tenía que ir delegando cosas, dejando en claro cada tarea que debería hacer cada uno. Esto ha hecho que su vida familiar se organice mejor también, tratando de dedicar a sus hijas los días lunes, martes, miércoles, cuando están un poco más libres y tratan de ir a la playa o a la piscina, un gusto que toda la familia comparte, especialmente en vacaciones, para alegría de sus hijas.

Pero ambos reconocen que no lo podrían hacer si no contaran con el apoyo de los padres de ella, las chicas se quedan con ellos, claro que en fechas especiales ya viene el reclamo justificado, quieren que se queden para recibir el Año Nuevo, por ejemplo, pero poco a poco también van entendiendo que su trabajo es así, además que tiene sus compensaciones, porque cuando los otros papis no pueden los días de semana, ellos si se los pueden dedicar. Lo mejor de todo es que son una familia que se lleva muy bien, empezando por Flavia y César, a quienes se les hace fácil trabajar juntos al compartir muchas cosas en común; ambos tratan de ayudarse mutuamente, cultivando la confianza entre ellos.

Debemos reconocer todo el profesionalismo de César, la orquesta ya tiene más de veinte años de lucha diaria, reconocida por muchas personas, tanto dentro como fuera de la colectividad nikkei, quizás fuera de ella más. Tiene un equipo homogéneo de músicos, cantantes, muy profesionales todos ellos, pero sobre todo un equipo donde cada uno confía en el trabajo del otro. Ha habido muy buenos momentos, pero también difíciles, pero él además de ser muy buen músico, ha dado muestra de ser un gran empresario, que ha sabido capear todas las situaciones, prueba de ello son los años que tiene la agrupación. Detrás de él se encuentra una muy buena mujer, que lo ha sabido apoyar en todo, además del carisma y belleza que muestra en el escenario. Fuera, son una pareja común y corriente, que le gusta ir a la playa o a la piscina, disfrutar junto a las niñas, en familia, les gustan los perros y se entristecen con un perro perdido o abandonado, tratando de que encuentre su dueño.

Existe un punto en que César, Flavia y toda la orquesta coinciden, que si bien es cierto que lo que hacen en la orquesta es algo que les gusta a todos; el esfuerzo, las prácticas, los ensayos, las horas antes, durante y hasta después de cada presentación, hacen que valga la pena, es cuando el público se va contento, se divierte, tienen un momento inolvidable, salen completamente satisfechos, con ganas de más.

La fuerza nikkei de la agrupación. De izquierda a derecha: Juan Shinzato, César Teruya, Hayime Higa, Mitsutoki Miyahira (Foto cortesía de César y Flavia Teruya)

 

© 2018 Roberto Oshiro Teruya

comunidades La Orquesta Teruya Lima música Perú
Acerca del Autor

Roberto Oshiro Teruya es peruano de 53 años, de tercera generación (sansei); las familias de sus padres, Seijo Oshiro y Shizue Teruya, procedían de Tomigusuku y Yonabaru, respectivamente, ambos en Okinawa. Reside en Lima, la capital del Perú, y se dedica al comercio, en un local de venta de ropa en el centro de la ciudad. Está casado con la señora Jenny Nakasone y tienen dos hijos, Mayumi (23) y Akio (14). Su interés es seguir conservando las costumbres inculcadas por sus abuelos, como la comida, el butsudan y que sus hijos las sigan conservando.

Última actualización en junho de 2017

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