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Épocas difíciles para mamá, buenos recuerdos para mí

Mi mamá y yo estamos desayunando pan con chicharrón en una chicharronería peruana-nikkei por su cumpleaños número 82. Fue su último cumpleaños.

Come todo, mottainai para botar”. Aunque han pasado 2 años, aún extraño a mi mamá. Si se te acaba el Ajinomoto, echa shoyu (sillao) con azúcar”. ¡Cuántos de sus consejos aún quedan en mi memoria! “Si cocinas haciendo tanchi, la comida sale mal”.Mi mamá siempre tenía la razón. La comida se prepara con cariño, sin hacer tanchi (molestarse).

Mi mamá no demostraba abiertamente su cariño, al igual que mi abuela (oba). Ambas enviudaron con hijos pequeños y en épocas difíciles: mi oba en la guerra (1944) y mi mamá con la crisis económica peruana (1985). La vida fue dura para ellas. Creo que si nos hubieran demostrado debilidad, no hubiéramos podido salir adelante.

Entonces, ¿cómo nos demostraban su cariño? Un abrazo podía reemplazarse con un “iko-iko” (obediente) y con esto yo ya me sentía feliz. Cuando se podía, ellas nos compraban cosas como juguetes y ropa. No querían que nos faltara nada, aunque ellas no tuvieran para ellas mismas. Creo que demostraban su cariño a su manera, expresándolo en silencio y tratando de que estuviéramos felices.

Recuerdo que mi mamá se despertaba temprano, casi madrugando. Eso era casi todos los días. Prendía la cocinita a querosene y preparaba la leche de soya. Creo que le tomaba un par de horas, entre que cocinaba y colaba a mano. Dedicaba luego otro par de horas esperándome, hasta que yo la terminara de tomar. En esa época, yo tenía unos 4 años y había escasez de gas, leche y otros insumos básicos, pero aun así, mi mamá se las ingeniaba.

Luego de desayunar, otra vez bombeaba la cocinita. Ahora tocaba preparar el almuerzo. Casi no cocinaba comida japonesa. “Criollo nomás”, le decía mi oba. Era más fácil y económico. El sushi, kamaboko (pastel de pescado), tofu (queso de soya) frito, sanmainiku o panceta de cerdo con shoyu y los okashi (dulces japoneses) solo eran para Obon y Oshogatsu, en donde, literalmente, mi mamá y tías se lucían en la cocina. Fuera de esas fechas, creo que lo único japonés que podíamos comer era juushiimee (arroz con verduras okinawense),  misoshiru (sopa de miso), tempura de camote y okayu (arroz cocinado con mayor cantidad de agua que lo usual) cuando nos enfermábamos del estómago.

Pero había una sopa que no me gustaba. “Toma todo, porque tiene bastante calcio”, me decía para que la tomara. Era una sopa hecha con tinta de calamar, lo que le daba ese color característico (negro). Se llama Kuri pero yo la conocía como “sopa negra”. Tenía un tolerable sabor a mar, pero el color que tenía desanimaba a cualquiera. A la fuerza me la hacía tomar, usando mi cuchara con un muñequito, el “iko-iko” que me gustaba escuchar y hasta con promesas de que me compraría mis galletas si me la tomaba toda. Luego subía a cambiarse y alistarse para ir a trabajar. Hasta la noche se quedaba atendiendo la tienda familiar, mientras que mi oba se quedaba en casa cuidándonos. A veces me quedaba dormida esperándola. Mi mamá regresaba cansada, pero aun así, se levantaba temprano para cocinar y atendernos. No había tiempo para abrazos ni juegos ni mucho menos, tiempo para ella. Ahora que soy adulta, recién me doy cuenta de todo el esfuerzo que hizo en esa época. ¡Y yo que siempre me quejaba de no verla en la casa!

Entre todos mis recuerdos, salen uno que otro de la despensa de mi mamá. Recuerdo que reciclaba envases y los usaba para guardar los condimentos, mayormente para comida criolla. Entre los frascos de tuco, palillo y achiote, había una bolsa con katsuobushi (pescado Bonito seco para rallar), que compraba en el Mercado Central.

En la parte de los cajones, guardaba el Hondashi (sazonador de Bonito) y los sobres de wakame y kombu (algas). Mi mamá los cuidaba como si fueran oro, porque así nomás no los usaba, salvo en ocasiones especiales como Obon, Oshogatsu o misa del Butsudan. A veces, el empaque era tan grande para las pocas veces que los usábamos, que se vencían. “Mottainai”, decía mamá. Había que esperar a que alguien de la familia envié encomienda o regrese de Japón con omiyage (regalos), trayéndonos más Hondashi, kombu, nori (algas) y hasta las pastillitas Seirogan para el estómago y senko (incienso), que se usaban mucho en la casa. Era la época en que los productos japoneses dependían de las encomiendas o el omiyage que traían los familiares desde Japón. En el Perú, las importaciones desde Japón eran casi inexistentes o los precios eran muy altos.

Ahora, las cosas han cambiado. Por la zona en donde vivo, hay muchas familias y negocios nikkei, que hasta los mercados y los negocios presentan propuestas para todo tipo de gusto, incluso de comida japonesa. Puedo encontrar varios restaurantes de sopas ramen (ramen-ya) que han inaugurado recientemente por mi zona o ir al mercado y comprar el Hondashi o el wakame, si deseo cocinar en casa. O si me da flojera, hasta puedo llamar al delivery para que me traigan un obento (comida japonesa en envase para llevar y comer). Todo ahora es más fácil y está a la mano y ya no tengo que esperar a alguna ocasión especial para comer comida japonesa, como en la época de mi mamá.

Realmente, si mi mamá aún estuviera conmigo, me hubiera gustado llevarla a esos restaurantes. Engreírla. Prepararle en la casa un misoshiru caliente y un rico jushimee con los ingredientes recién comprados en el mercado del barrio. Todo para verla contenta y decirle “te quiero” pero sin pronunciar palabra alguna, tal y como ella lo hacía conmigo.

Un pequeño recuerdo en memoria a mi mamá, en su mes de aniversario (agosto).

Notas:

1. Mottainai: expresión que significa ¡qué desperdicio!

2. Obon: celebración de tres días en donde se honra la memoria de los fallecidos y se cree que nos visitan en ese periodo.

3. Oshogatsu: Año nuevo


* * * * *

Nuestro Comité Editorial seleccionó este artículo como una de sus historias favoritas de serie Itadakimasu 2! Otros Sabores de la Cultura Nikkei. Aquí está el comentario.

Comentario de Enrique Higa

A veces la comida puede funcionar como una máquina del tiempo, cuando un plato nos transporta a la infancia, a aquella época en la que la comida de mamá era la mejor del mundo, y cada plato no eran solo alimentos para llenarnos el estómago, sino una expresión de afecto de una madre que ponía en cada cosa que nos preparaba todo su amor.

El artículo de Milagros Tsukayama es un sentido homenaje a su madre con el que cualquiera de nosotros podría identificarse. Ella logra que su historia, de alguna manera, también la sintamos como nuestra. La dedicación incondicional y la abnegación silenciosa de su mamá, sus esfuerzos para darle lo mejor a su hija, son un espejo en el que muchos podemos ver reflejadas a nuestras mamás.

La identificación también alcanza a la comida. A la japonesa, específicamente. Como la autora dice, ahora en Lima es fácil conseguir comida japonesa (o nikkei); la puedes comer todos los días si quieres. Cuando éramos niños, sin embargo, la comida japonesa estaba reservada para ocasionales especiales (dos o tres veces al año), y cada una de ellas era esperada con ansias, porque el sushi, kamaboko o mochi que preparaban tu oba (abuela), tus tías y tu mamá eran motivo de celebración.

 

© 2017 Milagros Tsukayama Shinzato

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Sobre esta serie

¿Cómo expresa tu identidad la comida que consumes? ¿Cómo la comida te ayuda a conectar a tu comunidad y a reunir a la gente? ¿Qué tipos de recetas han ido pasando de generación en generación en tu familia? ¡Itadakimasu 2!: Otros Sabores de la Cultura Nikkei replanteó el papel de la comida en la cultura nikkei.

En esta serie, le pedimos a nuestros Nima-kai votar por sus historias favoritas y a nuestro Comité Editorial elegir sus favoritas. En total, cuatro historias favoritas fueron elegidas.

Aquí estás las historias favoritas elegidas.

  Editorial Committee’s Selections:

  La elegida por Nima-Kai:

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Acerca del Autor

Sansei, cuyos abuelos paternos y maternos vinieron del pueblo de Yonabaru, Okinawa. Actualmente se desempeña como traductora freelance (inglés/español) y blogger del blog Jiritsu, en donde comparte temas personales y de investigación sobre la inmigración japonesa al Perú y temas relacionados.

Última actualización en diciembre de 2017

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