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Peruana, japonesa, nikkei: todo suma

Rosa Sakuda ha vivido casi la mitad de su vida en Japón.

Hay personas para quienes las partes no suman, sino se entorpecen, chocan, y la vida es como un marco rígido en el que para que algo entre, otra cosa debe salir. Lo nuevo no suma, sino quita, colisiona con lo existente. Otras personas, en cambio, logran armonizar sus partes e integrar lo nuevo. A este grupo pertenece Rosa Sakuda, peruana nieta de japoneses que reside en Japón.

Ella se siente peruana, japonesa, nikkei, todo junto. Como un plato fusión en el que diversos ingredientes y técnicas convergen, Rosa abraza todas sus identidades. Vivir en Japón ha ampliado su caudal étnico y cultural.

Fue dekasegi en su primera etapa en la tierra de sus ancestros. Llegó en 1990 a los 19 años y permaneció un año y medio. Retornó al Perú por un tiempo y en 1997 viajó nuevamente a Japón para estudiar japonés y trabajar en una agencia de viajes en Tokio. Durante su segunda etapa en Nihon echó raíces, formó familia y fue madre.

La vida, al principio, como para todo recién llegado, fue difícil. “La vida en Japón siempre choca ya que estamos alejados de la familia, otro idioma, costumbres, formas de pensar, entre un sinnúmero de situaciones”.

Japón no era el país supermoderno que había imaginado, al menos no para quien vivía lejos de las grandes urbes, en casas“con un hueco como baño”.

Rosa recuerda que en aquella época tenía que caminar muchos kilómetros porque no tenía automóvil o pasaba meses sin probar comida peruana porque no habíainsumos para preparar “un rico plato del Perú”. Así pues, no tenía otra alternativa que comer comida japonesa, que muchas veces no era de su agrado.

A principios de la década de 1990 no existía internet, así que para comunicarse con su familia en el Perú tenía que gastar mil yenes en una tarjeta para hablar por teléfono solo por veinte minutos. Era difícil mantenerse informado sobre lo que ocurría en el país. Podía estallar una bomba y te enterabas mucho después. Y ser extranjero en Japón, un gaijin, implicaba trabajar en una fábrica.

Mucho ha cambiado desde entonces. “Actualmente tenemos comodidades, podemos comer nuestra comida peruana y tenemos acceso a toda comunicación e información de Perú a traves de internet”.

Y ser extranjero ya no significa necesariamente que el único destino laboral posible sea una fábrica. “Años atrás, tal vez el ser considerado extranjero (aunque éramos japoneses nikkei peruanos) era no tener oportunidades de superación porque tenías que ser netamente japonés”, dice.

Hoy es distinto. “Con la globalización y la información a través de internet, en los últimos años, un extranjero o nikkeipuede tener oportunidad de salir adelante ya que sabe al menos dos idiomas y las costumbres de otros países”.

Ahí toca un punto clave: el idioma. Sin él es muy difícil que se abran puertas e integrarse a la sociedad japonesa.

“Gracias al dominio del japonés y otros idiomas como el inglés y el portugués, aparte de mi lengua materna,se me han abierto muchas puertas, como tener una agencia de viajes, la enseñanza de idiomas, colaborar con la revista Mercado Latino y ser voluntaria en el salón de intercambio internacional de Sagamihara”.

Rosa reitera: “Japón te da la seguridad para vivir tranquila,pero es muy importante el dominio del japonés para integrarse a la sociedad”.


SUMANDO CHINA Y HAWÁI

“Nunca he tenido problema con que me consideren nikkei peruana o gaijin. Con el tiempo nos ha dado muchas ventajas”, dice Rosa.

Para ella, las identidades no se excluyen o son incompatibles. Todo aporta, se integra y forma un combinado único. 

“Siempre me siento nikkei peruana porque crecí en el Perú a pesar de ser tambien japonesa. Pero por el tiempo vivido en Japón y aprendiendo su cultura e idioma te sientes como una japonesa nikkei peruana viviendo en Japón... Todo combinado en uno”.

Rosa dice que su adaptación a la sociedad japonesa no ha sido difícil, pues siempre ha encontrado respaldo. “La gente que me ha rodeado siempre me ha dado todo su apoyo para vivir, salir adelante y aprender las costumbres de Japón”.

“El pueblo japonés te invita a colaborar y participar en la comunidad y en los colegios. Por eso como siempre digo, el idioma y tener estudios te ayuda a integrarte a la sociedad. Quien no sabe el idioma, puede rechazar toda participacion dentro de la comunidad japonesa y su integracion será dificil”, añade.

Rosa está casada con Alfredo Koc, un artista plástico que tiene un taller en Kanagawa. Son padres de dos niños: Daiki (13), que dibuja, y Ritsuki (11), que crea obras con cerámica polymer. 

Ritsuki empezó a hacer sus primeros trabajos de plastilina a los nueve años y luego saltó a la cerámica polymer, con la que recrea a personajes famosos, desde los Beatles hasta Doraemon.

Los Beatles, una de las obras de Ritsuki.

Alfredo tiene ascendencia china, así que Ritsuki, nacido en Japón, tiene ancestros peruanos, chinos y japoneses. Rosa dice que su hijo “se considera un japonés nikkei peruano tusán”. Además, se siente identificado con Hawái, pues su bisabuela (la abuela de Rosa) nació en Oahu y tienen familia allí a la que visitan con regularidad.

A través del arte, Ritsuki nutre sus raíces. Sus esculturas tienen relación con el Perú, Japón (Okinawa) y China. En diciembre expondrá sus obras en el consulado del Perú en Tokio.

Como madre, Rosa está orgullosa de su hijo,“porque con sus manos puede hacer esculturas preciosas y muy detalladas.Las personas de cualquier nacionalidad pueden apreciar su talento y reconocerlo, lo que me hace muy feliz”.

Rosa con su esposo Alfredo y sus hijos Daiki y Ritsuki.

Tomando nota de la variedad o diversidad que caracteriza a la familia Koc Sakuda, es inevitable preguntarse ¿qué costumbres se practican en un hogar multicultural como el de ellos? ¿Qué idioma hablan?

“Nosotros vivimos de acuerdo con las costumbres peruanas generalmente, a veces un poco las japonesas. El idioma utilizado en casa es el español, pero mis hijos usan mucho el idioma japonés por el colegio y las amistades”, contesta Rosa.

Su caso demuestra que no es imperativo elegir una etnia o cultura en desmedro de otra. Se puede elegir todo. Y vivir bien.

 

© 2016 Enrique Higa Sakuda

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Acerca del Autor

Enrique Higa es peruano sansei (tercera generación o nieto de japoneses), periodista y corresponsal en Lima de International Press, semanario que se publica en Japón en idioma español.

Última actualización en agosto de 2009

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