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https://www.discovernikkei.org/es/journal/2015/1/16/madre-de-dios/

Japoneses y comunidad nikkei en Madre de Dios: Crónica en memoria de los inmigrantes japoneses a la selva tropical de Madre de Dios

La  inmigracion japonesa a Madre de Dios

El Perú fue uno de los países que recibió un gran contingente de mano de obra japonesa bajo la modalidad de contrato (1899-1923), así como en forma libre posterior a ella, por invitaciones de los familiares o por iniciativas propias. La mayoría de esos inmigrantes japoneses fueron desplazados para trabajar en las haciendas azucareras y algodoneras de la costa peruana y muy pocos a la selva tropical.

Los descendientes de esos inmigrantes, actualmente hasta la quinta generación, desconocen o tienen una idea equivocada de cómo y porqué llegaron sus antepasados a estas tierras tropicales, por lo que a estas alturas de la historia, considero conveniente que por lo menos tengan una idea del cómo arribaron a estas tierras de la Amazonía peruana y sobre todo que se sepa que existimos.

Según Isabelle Lausent, en su libro "Presencia de los japoneses en el eje Huanuco-Pucallpa"(pág. 5): "La Amazonía peruana, al igual que la zona costera, en las haciendas azucareras y algodoneras, también reclamaba mano de obra. Entre los años 1905-1909, a pedido de la Inca Rubber Company, la compañía Morioka y luego la Meiji Colonizatión Company, hicieron venir a 500 japoneses con el fin de recolectar el caucho de Tambopata; sin embargo, con la caída del precio del caucho y la consiguiente quiebra de las explotaciones locales, aquellos trabajadores japoneses  se vieron liberados de sus contratos. Una parte se dispersa hacia el Brasil (Acre), otros a Bolivia (Riberalta, Cobija). Otra parte se queda en Madre de Dios, constituyendo pequeñas colonias agrícolas, al igual que otras formadas por otras nacionalidades. Su estatuto de colonos fue en este caso completamente accidental".

Otros escritores como Hiroito Ota, en su análisis de los cien años de historia de la misión budista en el Perú, destaca que los misioneros budistas tenían intenciones de instalar en la zona de Tambopata una iglesia budista, ya que la compañía norteamericana "Inca Rubber Corporation", estaba construyendo un camino de herradura entre la estación ferroviaria de Tirapata en Puno hasta un punto navegable en el río Tambopata (Astillero). Tal información es corroborado por las ONGs ITTO (Organización Internacional de las Maderas Tropicales) y AIDER (Asociación para la investigación y el desarrollo) al publicar su “Estudio socioeconómico de la comunidad nativa de Infierno” (pág. 17), que "entre 1902 y 1905, la compañía cauchera  Inca Rubber Company construyó un camino de herradura entre Tirapata y Astillero y entre los años 1908-1910 esta compañía contrató trabajadores japoneses para estos puestos en la región", motivando el aumento del tránsito sobre el río Tambopata y el asedio de los caucheros sobre la población nativa.

Del mismo modo, Juan García Morcillo en “Del caucho al oro-el proceso colonizador de Madre de Dios”, escribe (pág. 263) que " los esfuerzos de las compañías Inca Minig Company y de la Inca Rubber Co., destinadas a bajar los costos de producción del caucho peruano, desviando la exportación hacia el suroeste vía Arequipa y el Puerto de Mollendo, se dedicaron a la construcción de un camino de mulas entre Astillero y Tirapata, en la zona selvática del departamento de Puno. Durante ocho años (1902-1910), se prolongaron los trabajos y se contrató 500 japoneses para las faenas propias de la explotación del caucho y también para el cultivo de las plantaciones de arroz y cría de ganado. Aunque esta carretera ponía a una importante zona cauchera - en combinación con el ferrocarril- solamente a una semana de viaje a Mollendo, la continua depreciación del caucho hizo que estas compañías abandonasen el proyecto; sin embargo, los japoneses continuaron llegando y paulatinamente se esparcieron por el Tambopata, dedicándose al comercio y la horticultura"

Aguas abajo de la ciudad de Puerto Maldonado, capital del departamento Madre de Dios, se encuentra la ciudad boliviana de Riberalta, fundada en el año 1894. En el portal “Una ventana de Riberalta al Mundo”, se señala que en ese contexto, informados del auge de la goma, cientos de japoneses abordaron batelones (embarcaciones rústicas) en Puerto Maldonado e ingresaron por las márgenes del río Madre de Dios hacia las comunidades del norte boliviano, en especial a Beni y, según datos de la Federación de Asociaciones Boliviano-Japonesas (FENABOJA), el primer grupo conformado por 93 personas concluyó su periplo en Riberalta en 1920. Además de trabajar en la siringa, los primeros japoneses que se asentaron en las barracas gomeras se desempeñaron como carpinteros, albañiles, peluqueros y agricultores. En efecto, el único sistema de transporte utilizado en la zona era el fluvial a través del río Madre de Dios-Beni, mediante embarcaciones a vapor para transportar principalmente el caucho.

Leyendo un artículo de Enrique Higa Sakuda, acerca de que nos faltan historias que contar, publicado por Discover Nikkei, se preguntaba: De los miles de japoneses que llegaron al Perú, ¿cuántos habrán llevado diarios? ¿Dónde estarán? ¿Cuántas grandes historias habría en ellos?. Muchas veces también me hacía esas preguntas hasta que me atreví a investigar y encontrar parte de esa historia pero que lamentablemente, muy poco o casi nada se ha escrito sobre ellos, quizás porque Madre de Dios como espacio territorial o económicamente no significamos casi nada. Hoy, a más de 100 años de creación política como departamento, aportamos como región apenas con el 0.4% al producto bruto interno del país, o sea, nada. Bajo ese escenario, ¿podría el agricultor japonés haberse desarrollado como ocurrió en la costa peruana o en la zona de Santa Cruz-Bolivia o en Sao Paulo-Brasil?. Realmente  muy dificilmente por múltiples razones siendo la principal: la ausencia de infraestructura económica que permitiera integrar los mercados.

Apellidos japoneses como: Asakura, Horiuchi (Hori), Otzuka, Yamasaki, Yoshikawa,  Nagarimori, Kameko, Mazuko, Koga, Ikeda, Takashima, Futakaki, Kaway, Isuyama, Fukumoto, Takahashi, Iguanaga, Okimura, Odagawa, Watanabe, Tamura, Nishizaka, Imura, Kano, Ioue, Noda, Osaki, Sato, Tabata, Miyashiro, Miura, Takashima, Nishida, Tanaka, Toyotomi, Nagay y muchos otros más, los llevan hoy sus descendientes, que forman la comunidad nikkei de Madre de Dios que bordea los 2,500 habitantes (la tercera a nivel nacional). La mayoría de japoneses, por no decir todos, fueron obligados a bautizarse y adquirir la religión católica como requisito para integrarse a la sociedad local y este acto simple a primera vista generó también el cambio de su nombre original.

Los restos de esos inmigrantes descansan en el cementerio de los Pioneros de Puerto Maldonado.

APJ Madre de Dios, desfilando en fiestas patrias


Agricultura familiar como sustento de la comunidad nikkei

Tomar como destino Madre de Dios en los inicios del siglo XX, no me imagino qué idea habrían tenido los inmigrantes japoneses antes de viajar en esos tiempos a estas zonas. Madre de Dios hasta el año 1980 era un territorio desconocido, inclusive para propios y extraños, simplemente porque era un departamento aislado en el contexto nacional, no contaba con carreteras, servicio aéreo ni comunicaciones, con energía eléctrica deficiente, sin servicios básicos, era para muchos considerada como zona de castigo. Imaginemos su situación a principios del siglo XX, un pequeño centro poblado dentro de un vasto llano amazónico.

El interés por estas tierras, ha sido, es y será la explotación de sus recursos naturales. En sus inicios (1890-1920) fue la extracción del caucho, en cuya actividad era necesaria la mano de obra tanto nacional (mayormente de la selva norte, con experiencia en este tipo de actividades) como extranjera (japoneses con experiencia agrícola).

Con el debacle del boom cauchero y estando liberados de sus contratos, los japoneses mencionados compraron tierras en la zona rural y se dedicaron al cultivo de arroz, hortalizas, ganadería, yuca, plátano; pero, a nivel familiar, sin emprendimientos empresariales. Otros se dedicaron al comercio, la carpintería, la pesca. Con este grupo vino un solo profesional, el Dr. Hori para prestar servicios a la comunidad en general.

El sector agrario en general, en toda la región ha sido y es de subsistencia, con escasa tecnología y el resultado es el bajo nivel de producción y productividad lo cual se traduce en un bajo nivel de ingresos y, por ende, en un bajo nivel de vida del poblador rural.

Los japoneses introdujeron determinadas herramientas que hasta hoy utilizan los agricultores de la zona como el pilón de mazo y la vara para el pelado de arroz, el ventilador, la rayadora de arroz,  el trapiche para la molienda de la caña, el cultivo del tabaco y la fabricación del mazo de tabaco,  el cultivo del arroz, el transporte fluvial. En la pesca, introdujeron el hilado de la soga para pescar. Su contribución o aporte al Madre de Dios fue precisamente esos; los pocos pioneros o colonos de la tercera edad que viven aún, recuerdan con nostalgia que los japoneses abastecían diariamente hortalizas frescas a los hogares, pero hoy el 99.9% de esos productos provienen de otras regiones. Muy pocos optan por vivir y trabajar en el campo, siendo esta una tendencia nacional por el escaso apoyo del Estado.

La educación superior, como pilar fundamental del desarrollo, no fue posible en la comunidad nikkei, a excepción de algunos de ellos; por lo tanto, hasta la década de los años '90, la comunidad nikkei estaba formada por familias de bajos recursos, cuyos integrantes debían de complementar sus ingresos con varias actividades económicas (agricultura, pesca, extracción de la madera, castaña) para solventar los gastos familiares.

El fenómeno dekasegui cambió radicalmente la situación económica y social de esta comunidad. El pasado sombrío y desalentador que existía en el entorno mejoró sustancialmente a partir de las remesas del exterior de los nikkei hacia sus familiares, de tal modo que hoy la comunidad nikkei - gracias el esfuerzo de sus descendientes - ha mejorado sustancialmente su nivel de vida. 


LA ORGANIZACION EN LA COMUNIDAD NIKKEI
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Los inmigrantes japoneses estuvieron organizados bajo el nombre de Colonia Japonesa de Madre de Dios. 

La colonia japonesa, según relatan muchos, fue una organización cerrada, exclusiva para los inmigrantes, debido quizás a los problemas de racismo y otros que existía en la sociedad, de tal modo que los padres no se preocuparon en enseñar a sus hijos el idioma ni la cultura japonesa. La comunidad nikkei tomó contacto con la cultura japonesa recién cuando viajan al Japón como dekaseguis.

Los descendientes de japoneses crearon su propia organización, bajo el nombre de “Asociación Nisei” que posteriormente cambió a “Asociación Peruano Japonesa de Madre de Dios”. El nivel de organización de este grupo humano es muy deficiente, pese a los años transcurridos no logra fortalecerse ni consolidarse. Este es un tema pendiente que merece especial atención, dado que gradualmente se está perdiendo la identidad nikkei.

Miembros de la Asociación Peruano Japonesa de Madre de Dios

 

© 2015 Santos Ikeda Yoshikawa

Madre de Dios migración Perú
Acerca del Autor

Santos Ikeda Yoshikawa, nikkei de segunda generación, es graduado en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, hizo sus estudios de especialización en la Universidad Católica de La Paz-Bolivia. Trabaja  en el Proyecto Especial Madre de Dios, con más de 35 años de experiencia en el sector público.

Última actualización en abril de 2015

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