A fines de marzo pasado, la prestigiosa revista económica japonesa NIKKEI BUSINESS publicó una nota de investigación titulada “Adiós al desgaste deflacionario: Abaratando en exceso se destruye todo” (Nº1634, pág.26 a 42, 2012.03.26). En un gráfico muy ilustrativo en la página 31 se mencionaba que en estos últimos 15 años el Japón ha perdido un 11% de su PBN (de 5.7 billón de dólares a 4.9 billón), las acciones un 10%, el empleo precario del 22 al 35% y por ende la reducción de contratos fijos ha sido del 13%, el salario promedio se redujo en un 12% (de 4.6 millones a 4.1 millones de yenes), la celebración civil de matrimonios se redujo de 798.000 (2000) a 670.000 (2011) por la incertidumbre económica en los jóvenes, la morosidad en los pagos de las cuotas de la jubilación nacional (de autónomos y particulares, amas de casa no dependiente) aumentó del 21% al 40.7%, el valor promedio de los terrenos en áreas urbanas bajó un 45% en tan solo 11 años por lo que eso mermó la capacidad de pedir préstamos con respaldo hipotecario, las familias que reciben el subsidio municipal de subsistencia “seikatsu hogo” aumentó en 15 años más del doble, de 631.000 unidades a 1.410.000, el índice de cierres de pequeñas empresas y negocios (no son quiebras) ha duplicado del 3.2% a 6.2%, y el número de suicidios por razones económicas ha aumentado de 3.436 (año 2004) a 6.406 (2011) personas. Cifras que deprimen y desmotivan todo emprendimiento, pero que deben ser asumidos para no fracasar.
La deflación genera reducción de precios no solo de mercaderías sino también del salario (el no aumento) y las empresas para poder ganar o seguir sobreviviendo deben racionalizar gastos o reducir personal. La llamada espiral deflacionaria achica la economía, reduce los ingresos fiscales por tributos y para el Estado mantener sus servicios básicos puede implicar más endeudamiento.
Sin embargo, por otro lado, Japón sigue siendo la tercera potencia económica mundial con un PBN de 5.5 billones de dólares, un ingreso per cápita anual de 39.000 dólares para una población de 127 millones en una superficie de casi 378.000 km2 (casi la cuarta parte de Perú). Se dice que los bienes financieros (efectivo, depósitos a plazos, acciones, bonos, fideicomisos, etc.) es casi el triple del PBN y superaría los 15 billones de dólares. A pesar de tener la imagen de ser un país exportador, el valor de las mismas, unos 780.000 millones de dólares (2010), no es más que el 15% del PBN; es por eso que el consumo interno es un porción muy grande de la economía nacional.
En líneas generales las necesidades básicas de esta sociedad están cubiertas, pero tiene una población de edad, mayor de 65 años, que ya ocupa el 23% del total, que aumenta cada vez más y no se producen nuevos nacimientos que permita mantener siquiera el nivel poblacional actual o aminorar el ritmo de decrecimiento poblacional.
Dentro de este contexto, otra interesante obra “El verdadero rostro de la deflación (defure no shotai)” (Ed.Kadokawa One Tema 21, 2010), de Kosuke MOTANI, que en un semestre ha logrado un tiraje de 250.000 ejemplares, señala y explica que la deflación japonesa viene del exceso de ofertas de productos, servicios y personas en un ambiente económico donde la población productiva que trabaja y consume está disminuyendo y una población de edad relativamente avanzada con buenos ahorros y bienes patrimoniales que no consume ni retroalimenta la demanda interna porque ahorra en exceso o simplemente lo deja ocioso, o como lo dice el autor “lo deja pudrirse”, agravado con los desfasajes de las medidas anticrisis y de reactivación económica de los sucesivos gobiernos que parten de premisas equivocadas.
Alerta a los negocios minoristas que están pensando expandirse en las grandes ciudades donde creen que hay más consumo y más potenciales clientes, de que no es tan así y que en las ciudades y poblados del interior pueden estar los nichos de venta y rentabilidad mucho mayor.
De la misma manera, hace una crítica muy dura a la generación que se está retirando y que poseen importantes ahorros y ganancias en dividendos de acciones y bonos pero que no gastan por los “temores” a los gastos de salud y cuidado que puedan requerir en los próximos 10 ó 20 años, teniendo en cuenta que la expectativa de vida promedio actual es de 83 años, 79.9 para los hombres y 86 para las mujeres.
MOTANI cree que es importante ver a la economía dentro de las olas poblacionales que se van produciendo a lo largo de las décadas y que cuando disminuye la población productiva y activa que no genera ingresos ni consume, no hay medida económica de reactivación que surta un efecto positivo y visible.
Para aquellos comerciantes latinos que buscan ampliar su mercado dentro de Japón es importante que vean las ventas por metro cuadrado de cada distrito o región por la cantidad de comercios minoristas y de su propio rubro, la población y su densidad, los ingresos promedio y también el ingreso y gasto promedio individual (datos de la Oficina de Impuestos y de Bienes e Ingresos gravados por Prefecturas del Ministerio de Asuntos Interior y de Comunicaciones), etc. De esa manera, podrán proyectar mejor sus negocios para un mercado consumidor viable con una inversión realizable; caso contrario, por más que el negocio tenga todas las condiciones para vender y tentar a los posibles clientes podrán encontrarse con la sorpresa de que no están los clientes con los ingresos disponibles y aunque los tenga pueden que no estén dispuestos a gastar demasiado.
Muchos latinos han conocido en sus países la inflación y la hiperinflación de hace dos décadas y han sufrido en carne propia lo devastador que es este fenómeno. Pero, la deflación, tal vez más disimulada, también erosiona el poder de compra y achica el consumo. Los comerciantes y propietarios de negocios, sea el mercado en que se manejan, deben asumir con realismo que un consumidor no consume dos veces lo mismo y seguido. Elige con cuidado el momento para adquirir algo porque gran parte de las necesidades básicas están satisfechas y por ende si compra algo es porque además de necesitarlo desea encontrar una satisfacción, una alegría, un encuentro o simplemente un alivio a algo que lo tiene preocupado.
En ese sentido, la climatización y ambiente (decoración) de cualquier negocio, la música, la buena atención (la sonrisa pero no la excesiva ni forzada ni inventada como se ve en las cadenas de restaurantes), el relax que puedan sentir, etc. es de vital importancia, más que tal vez la rapidez y la manualización de la atención al cliente.
Como lo señalaba el titular de la revista mencionada al comienzo de la nota, no todo se vende por lo barato sino la clave está en de qué manera, qué cosas y en qué momento se ofrece un producto o un servicio y aunque fuere un precio más elevado si eso reconforta y satisface se vende. Y esta es la única forma de salir de esta maldita deflación y de los negocios poco rentables.
Referencia:
1) Ministerio de Economía, Comercio e Industria, Estadísticas de Comercio (Shogyo Tokei-Hyo)
http://www.meti.go.jp/statistics/tyo/syougyo/index.html
http://www.meti.go.jp/statistics/tyo/syougyo/result-2/h19/index-gyotai.html
2) Ministerio de Asuntos Interior y de Comunicaciones, Estadísticas de Bienes e ingresos gravados por Prefecturas.
http://www.soumu.go.jp/main_sosiki/jichi_zeisei/czaisei/czaisei_seido/ichiran11_09.html
http://www.jps-net.com/database/statistics/kojin_shotoku.html Consultora privada
http://www.e-stat.go.jp/SG1/estat/List.do?bid=000001029275&cycode=0 Estadísticas grales de las Prefecturas
© 2012 Alberto J. Matsumoto