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Obaachan cumplió cien años rodeada del amor de su familia: El centenario de Tsuyo Toyama - Parte 1 de 2

Llegar a los cien años es casi un milagro. Cumplirlos con la memoria intacta, derrochando buen humor y en saludables condiciones físicas, si no es un milagro, lo imita a la perfección.

Tsuyo obaachan celebró sus cien años a lo grande.

Tsuyo Toyama cumplió un siglo de vida en enero. Llegó no como el maratonista que cruza la línea de meta exhausto, sino como el fondista que aún tiene combustible para varias carreras más.

Para celebrar su centenario, arribaron a Lima parientes de Japón, Brasil, Turquía y Costa Rica. Su hijo Takeshi, que reside en Okinawa, le trajo varios kimonos que ella lució en su fiesta.

“Estaba bien contenta”, recuerda Tsuyo obaachan 1 . En su fiesta pronunció un sentido discurso que ella mismo escribió y que resume sus cien años, subrayando los hitos de su vida, como su llegada al Perú procedente de su natal Okinawa o la oportunidad que tuvo de conocer al emperador Akihito cuando visitó Lima siendo príncipe heredero.

Tiempos difíciles

Tsuyo Toyama llegó al Perú el 17 de noviembre de 1930. Tenía solo 19 años. Eran tiempos de inestabilidad política y golpes de Estado. Desde entonces y durante 65 años estuvo casada con Zensei Toyama.

Al repasar su vida, es imposible omitir la guerra. Época terrible. Saqueo, terremoto, deportaciones. “Sufrimos mucho”, rememora. Creyó que no sobrevivirían, que el fin estaba a la vuelta de la esquina.

Sin embargo, aún en las peores circunstancias, descubrió la bondad de unos peruanos que los protegieron. “Perujin 2 bien buenos, nos defendieron”, revela.

Los Toyama tenían una fonda en el distrito de La Victoria. El 13 de mayo de 1940 miles de vándalos saquearon negocios japoneses. El de ellos se salvó porque el propietario del local donde trabajaban se subió al techo y enarbolando una bandera peruana gritó “¡Aquí no tienen que atacar, somos peruanos!”. La turba se alejó.

Menos de dos semanas después, el 24 de mayo, un terremoto remeció Lima. Hubo gente que creyó que el sismo fue un castigo divino por la agresión a los japoneses.

Tsuyo obaachan sonríe cuando recuerda que las mujeres de la zona se molestaron con sus esposos, culpándolos de ser los responsables del terremoto por haberse plegado a los saqueos de los negocios japoneses, y que ellos se defendieron de las reprimendas (“nosotros no hicimos nada”).

Para evadir las deportaciones a campos de concentración de Estados Unidos, cuenta que en varios hogares japoneses establecieron una señal dirigida al jefe de familia cuando volviera a casa: si la luz de la puerta de calle estaba prendida, debía dar media vuelta; si estaba apagada, no había moros en la costa y podía retornar.

Han trascurrido siete décadas desde entonces, pero experiencias como esa no se olvidan. “Senso wa kowai desu3 , rememora Tsuyo obaachan .

El CCPJ y los príncipes herederos

Tsuyo Toyama fue testigo de primera mano de la construcción del Centro Cultural Peruano Japonés, pues su esposo, ex presidente de la Sociedad Central Japonesa, fue uno de sus gestores. Cuando los entonces príncipes herederos Akihito y Michiko vinieron a Lima en 1967 para asistir a la inauguración, hubo una serie de actividades en las que los Toyama participaron.

Acudieron a Palacio de Gobierno, donde el presidente Fernando Belaunde agasajó a la pareja imperial. Tsuyo obaachan confiesa que cuando a la entrada del recinto presidencial se anunció “la llegada del señor y la señora Toyama”, se sintió muy importante.

El comedor era inmenso, recuerda, y había mucha comida. Cuando un embajador extranjero le dijo que la princesa Michiko era simpática y tenía una piel bonita, como de porcelana, ella agradeció el halago.

Una de los miembros de la corte de la pareja imperial departió brevemente con los issei 4 presentes, preguntándoles cuánto tiempo tenían residiendo en el Perú. 40 o 50 años, respondieron. Su interlocutor los invitó a volver a su país, asegurándoles que Japón se había transformado desde que habían emigrado.

 Estar en Palacio, compartir una velada y saludar a los príncipes herederos de Japón y al presidente del Perú fue como un sueño para ella. “Me sentía como en una película de cine”, evoca.

Sin embargo, Tsuyo obaachan no se ufana de ese momento mágico que tuvo el privilegio de vivir. Relata los hechos con sencillez e incluso se ríe cuando recuerda lo graciosos que se veían los hombres vestidos con esmoquin, al que no estaban acostumbrados.

No fue la única vez que tuvo la oportunidad de alternar con un miembro de la familia imperial. En 2009, cuando se festejaron 110 años de la inmigración japonesa al Perú, pudo intercambiar palabras con el príncipe Hitachi, hermano del emperador Akihito, en el Centro Cultural Peruano Japonés (CCPJ).

Tsuyo obaachan le contó que el emperador había estado presente en la inauguración del CCPJ y le pidió que le dijera a su hermano que el edificio estaba “muy bonito”.

Esa vez no estuvo su esposo.

Zensei Toyama murió en 1995. El día en que partió había acudido a una librería para comprar un ejemplar de Tradiciones Peruanas , de Ricardo Palma, y obsequiárselo a uno de sus nietos. Cuando regresó a casa, se echó a dormir y se fue en paz.

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NOTAS:
1. Abuela
2. Peruano
3. “Me da miedo la guerra”
4. Japonés inmigrantes (primera generación)

* Este artículo se publica gracias al convenio entre la Asociación Peruano Japonesa (APJ) y el Proyecto Discover Nikkei. Artículo publicado originalmente en la revista Kaikan Nº 54, febrero 2011 y adaptado para Discover Nikkei.

© 2011 Asociación Peruano Japonesa © 2011 Fotos: Asociación Peruano Japonesa / Álvaro Uematsu / Archivo de la familia Toyama

familias Perú Tsuyo Toyama
Acerca del Autor

Enrique Higa es peruano sansei (tercera generación o nieto de japoneses), periodista y corresponsal en Lima de International Press, semanario que se publica en Japón en idioma español.

Última actualización en agosto de 2009


La Asociación Peruano Japonesa (APJ) es una institución sin fines de lucro que congrega y representa a los ciudadanos japoneses residentes en el Perú y a sus descendientes, así como a sus instituciones.

Última actualización en mayo de 2009

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