La crisis económica y financiera mundial desencadenada por la bancarrota de Lehman Brothers ha incidido negativamente también en las economías emergentes de América Latina, afectando las ventas y el empleo de las industrias exportadores, el comercio y el sector servicios. Según un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo-OIT, Oficina Regional de América Latina y el Caribe, da cuenta que desde setiembre de 2008 a diciembre del 2009, unos 34 millones de trabajadores han perdido su empleo en todo el mundo, de los cuales unos 10 millones han sido en los países industrializados y emergentes que conforman el G-20.
Y en América Latina, 2 millones perdieron su trabajo lo que ha provocado que el número de parados llegase a 18 millones y la tasa de desempleo en areas urbanas al 8.4% (año 2009)1. Además, el informe señala que unos 7 millones de jóvenes de 15 a 24 años de la región, aun con cierta preparación y capacitación, no logran ubicarse en empleo alguno y con la crisis 600.000 jóvenes perdieron el trabajo que tenían.
Por otra parte, el 57% de las mujeres y el 51% de los hombres solo logran ubicarse en el mercado laboral informal donde el empleo es inestable, sin seguridad social y sujeto a despidos o finalización intempestiva del contrato con pocas posibilidades de indemnización. Es obvio que es mucho más precario que los trabajadores a tipo parcial o no permanente de Japón, pues el trabajo en negro en países como el Perú y otros, se hace difícil siquiera identificar al verdadero empleador para hacer cumplir las medidas correctivas de la Inspectoría Laboral o ejecutar una sentencia judicial2.
Dentro de un contexto así, es altamente comprensible la actitud racional que muchos trabajadores latinos del Perú y del Brasil toman en retornar nuevamente al Japón a pesar de sus dudas de querer regresar al país de origen. En el caso de los nikkei brasileños han retornado durante el 2009, 84.090 personas donde están incluídos los 21.000 que han usado el subsidio público de retorno, pero más de 30.000 han reingresado al Japón y a finales de diciembre del 2009 se ha constatado que hay 267.456 registrados cuando un año antes era de 312.582. Es una reducción de casi el 15%, 45.126 menos.
Por otra parte, en el caso de los peruanos, de los 10.330 que dejaron el Japón durante el 2009 retornaron nuevamente unos 8.000, por lo que reducción es de apenas un 4%, unos 2.259, siendo a finales del 2009, 57.464 registrados (a diciembre del 2008 era de 59.723)3.
Vieron con sus propios ojos el enorme auge económico que goza, actualmente, el Perú, pero a la vez pudieron sentir los nuevos parámetros de competencia para lograr y mantener un empleo, muy diferente al de hace 15 ó 20 años atrás, llegando a la conclusión de que es un ambiente difícil de adaptarse y comenzar de nuevo, a pesar de que es su propio país.
Se han dado cuenta, además, que, pemanecer e integrarse en el Japón es una de las pocas alternativas viables, y es por eso que muchos, tal vez a destiempo pero con responsabilidad, están haciendo el esfuerzo de aprender más el idioma japonés y ampliar las posibilidades de capacitación técnica. El programa de ayuda para la ubicación laboral del gobierno japonés implementado desde el 2009 está siendo uno de los bastiones para reforzar las posibilidades de trabajo de los nikkei4. Lo ideal sería que los mismos latinos hagan más uso de estos programas con más dedicación y continuidad, pues sería una de las últimas alternativas de ayuda pública del que van a gozar.
No es echar más o menos culpas al Estado o al sector empresarial, sino que las condiciones y las circunstancias promovieron esta situación actual que no da mucho margen de maniobrabilidad a los trabajadores latinos de Japón, pues tanto aquí como en el Perú el mercado laboral es endeble y exige cada vez más competitividad y productividad donde cada trabajador debe producir más y mejor y con más eficiencia, sea la tarea que fuere. A pesar de que aquí en Japón están en un ámbito de empleo relativamente precario, es indiscutible que tienen más cobertura que en el país de origen, pues dentro de la precariedad tienen el seguro de accidentes laborales y el de desempleo; y, aunque el empleador y el mismo empleado sean reacios a ingresar al seguro social “shakai hoken”, tienen la opción, en calidad de autónomo, de ingresar al seguro nacional de salud “kokumin kenko hoken” y a la jubilación nacional “kokumin nenkin”5.
Para casi la mitad de los trabajadores de América Latina son coberturas inexistentes, pues la informalidad no facilita que estén asegurados.
De todos modos, deben asumir que el salario/hora en Japón para muchos de los trabajos que están realizando los latinos no va a aumentar y el empleo seguirá siendo precario, máxime esta situación se ahondaría en la medida que la edad avance. Es por eso la importancia de aprender más el japonés, más que nada para darse más opciones en el sector servicios e identificar en qué ámbitos es posible buscar trabajo y ofrecer su mano de obra6. Desde luego, habrá tareas donde podrán capacitarse y acceder a mejoras salariales y hasta tener cierta estabilidad laboral, pero serán las menos.
La Oficina de Gabinete del Primer Ministro señala en el Nuevo Proyecto de Crecimiento Estratégico los posibles rubros y actividades promisorias que el Japón tiene y ofrece generando nuevos empleos7.
Están los sectores de medio ambiente y energía, salud (medicina y cuidado de personas de edad), turismo y negocios con Asia. Consideran que solo en desarrollo energético podrían crear más de 1.4 millones de empleo, en salud y cuidado de ancianos 2.8 millones y en turismo y reactivación regional de las provincias unos 560 mil, por lo que en el año 2020 la tasa de desempleo podría reducirse al 3% (actualmente, a mediados del 2010 es del 5.2%).
Desde luego, estas son simples proyecciones y no será tarea fácil lograr todos estos objetivos, pero muchos expertos concuerdan que los lineamientos básicos son correctos y esta es la senda de crecimiento del Japón para los próximos decenios.
Algunos medios étnicos han señalado que el no acceso a oportunidades laborales en Japón por el solo hecho de no manejar el idioma japonés es una discriminación. Pero, el mercado laboral es un ámbito donde la oferta laboral debe adecuarse a la demanda laboral, máxime cuando la oferta va en aumento. Si uno mismo no posee las condiciones mínimas es muy difícil que sea contratado. Desde luego, las empresas también poseen una responsabilidad social en entrenar e integrar a los trabajadores extranjeros, pero desde que han llegado los nikkei latinos han pasado casi dos decenios y esta situación de que no dominen mínimamente el lenguaje japonés no muy propicia para ninguna de las partes, menos en un contexto donde las empresas pueden suplir esta mano de obra con otros extranjeros (más jóvenes), jóvenes, amas de casa y retirados japoneses, o simplemente con innovación tecnológica.
Por suerte, los peruanos tienen buen olfato a los requerimientos del mercado y no son tan ilusos en creer que son la única e impresindible mano de obra. El esfuerzo que están realizando de tomar las clases de idioma japonés del programa de reubicación laboral es loable8.
El Proyecto de Crecimiento Estratégico del gobierno de Japón incluye innumerables actividades donde no solo involucra a las grandes empresas, sino también a las medianas y pequeñas de toda índole donde concentran el 70% del empleo nacional, o sea, donde más de 40 millones ofrecen su fuerza laboral y donde más contratación directa hay. A diferencia de lo que se cree, en las pymes, es donde más empleo estable existe. Las grandes son las que más subcontratan.
La fuerza empleada en Japón es de unos 63 millones de trabajadores, de los cuales 18 millones son indirectos, temporales y relativamente precarios, pero aun así es difícil creer que este mercado no tenga la capacidad de absorver a los 230.000 trabajadores latinos, sin importar la edad y la poca calificación. Si bien van a estar más dispersos, trabajo pueden tener.
Notas:
1. El desempleo urbano, hacia el año 2002 era del 11.4%, en el 2008 había bajado al 7.5%, pero la crisis pos-Lehman Brothers impactó fuertemente y ha hecho aumentar de nuevo el número de parado en las ciudades.
http://www.oit.org.pe/index.php
2. El trabajo informal se da por diversas razones pero entre ellas se como lo señalan varios especialistas el exceso de protección laboral donde discrimina los fijos de los no fijos. Los sindicalizados de las grandes industrias y del sector público gozan de enormes beneficios y de la protección de las leyes, pero el resto, no. En vez de integrar a los que están en el sector informal lo separa.
3. Estas son cifras de los extranjeros registrados a finales del 2008 y del 2009, donde se incluye a los que han reingresado a Japón, los nuevos y los nacidos en Japón, donde en el caso de los brasileños son unos 3.500 y en el de los peruanos unos 750 al año.
4. Durante el año fiscal 2009 se han destinado 1.000 millones de yenes para estos cursos permitiéndo que más de 6.000 trabajadores se beneficien. Para este año 2010 también se está llevando a cabo dicho cursillo para la misma cantidad de vacantes en las localidades donde se concentran los trabajadores nikkei latinos. El curso de idioma japonés consiste en 120 horas de cursado. Si uno tuviera que pagar costaría de 250.000 a 300.000 yenes. El Dpto de Asuntos de Trabajadores Extranjeros del Ministerio de Trabajo de Japón es el que ha implementado el programa y es ejecutado por la JICE-Japan International Cooperation Center.
http://sv2.jice.org/jigyou/project_news01.htm
http://www.mhlw.go.jp/bunya/koyou/gaikokujin.html
5. A pesar de trabajar por contratistas de manera indirecta, las sucesivas reformas legislativas y medidas correctivas de la administración han logrado incrementar que los trabajadores por agencias también estén en la seguridad social como deben estar. De hecho, hasta antes de la crisis, muchos trabajadores nikkei estaban en el “shakai hoken”, aunque como siempre estaban los que para evitar la merma del salario de bolsillo preferían trabajar en firmas o contratistas que no los aseguren.
6. En el sector privado ya existen desde hace tiempo licencias para montacargas y una variedad de grúas, algunas hasta dictadas en portugués. El actual programa de capacitación laboral implementado por el Ministerio de Trabajo da prioridad a que después del curso de idioma japonés para la reubicación laboral tengan la posibilidad de realizar algunos cursos de capacitación técnica.
7. Web de la Oficina de Gabinete http://www.kantei.go.jp/jp/sinseichousenryaku/
8. Artículo: ”El empleo y el idioma”, Editorial, International Press, pág. 2, 15 de mayo de 2010.
A pesar de estas consideraciones muchos peruanos están haciendo el esfuerzo de estudiar japonés, de realizar cursos para mejorar las posibilidades de trabajo.