Descubra a los Nikkei

https://www.discovernikkei.org/es/journal/2009/10/26/copani-2009/

Reflexiones sobre el “Ser Nikkei”

1. EL CONCEPTO ‘NIKKEI’:

Cuando a partir de 1869 grupos de japoneses comienzan a salir de Japón buscando fuentes de sustento, se hizo necesario  identificarlos de algún modo. Surge así el concepto ‘NIKKEI’ para aquellos que por ‘dekasegi’ permanecen transitoriamente de Japón.  Pero el concepto entra en entredichos cuando parte de ellos no regresan a la Madre Patria y se quedan indefinidamente  en   tierras de acogida. Los nuevos horizontes encontrados y las circunstancias,  los han hecho inmigrantes . Esta nueva condición hace que con el paso de los años y alejados de la Familia original, formen sus propias familias bajo reglas distintas a las ancestrales, asimilen otras sangres, procreen hijos diferentes y acomoden sus modos de vida a las culturas y costumbres locales. En menos de medio siglo esta definición de ‘nikkei’ ya no calza con la realidad aun cuando estos inmigrantes  siguen utilizando el término. Aun más, tratan de ampliar sus ámbitos para hacerlo  extensivos a sus descendientes. Pero, la esencia de lo que  pretenden defender ha caducado. Los cambios han trastocado al mundo.  Ellos mismos tuvieron que empezar a cambiar apenas partieron. También Japón necesitó  acomodarse una y otra vez a las apremiantes  demandas de un mundo externo exigente y hostil y para ello necesitó echar mano de hijos formados bajo nuevo cuño.

De ahí que aquellos que cambiaron bajo otras realidades, dejaron de ser reconocidos como pares aun cuando llevaban la misma sangre. (La calidad de “extranjero” ronda permanentemente a aquellos que han perdido consenso social). Mucho menos pueden tener reconocimiento esos descendientes nacidos y criados bajo otras latitudes. Por tanto, en el presente, el concepto NIKKEI  deja de englobar la calidad de “ser japonés”. El NIKKEI, apunta más bien a ese uruguayo, brasileño, canadiense, mexicano, chileno u otro ciudadano  de cualquier parte del mundo que lleva consigo un bagaje hereditario y/o cultural japonés  con el cual se reconoce y relaciona.

Esto hace que la definición Nikkei muestre gran permeabilidad para distinguir a sus componentes. Buen ejemplo de ello lo da la COPANI de 2001 de Nueva York que lo analiza con un criterio netamente “colectivista”. Criterio perfectamente válido porque es imposible imaginarse a un hombre que prospere bajo condiciones extrañas sin haber internalizado parte de ellas mientras levanta su andamiaje con componentes locales que absorben a su vez, parte de su idiosincrasia,  necesidades e inquietudes. Así, NIKKEI tiene como punto de partida a los inmigrantes y a sus descendientes que cuentan con un historial familiar  japonés. Pero, al mismo tiempo tiñe de igual color a aquellos que se les amalgamaron  por compromiso emocional, social o legal tengan o no sangre japonesa. (Las esposas nativas se constituyen en ejemplos indiscutibles). Y aun va más lejos. Pueden ser ‘nikkei’ aquellos integrantes locales que entretejen redes de relaciones al internalizar expresiones culturales japonesas. Visto dentro de este extenso ámbito, los ‘nikkei’ aumentan ampliamente su número aun cuando dispersos dentro de un gran “mundo Nikkei” donde no logramos reconocernos  y mucho menos, percibamos nuestra obligada  pertenencia y compromiso.

2. EL RESTRINGIDO COMPROMISO NIKKEI:

Lo que marca fundamentalmente al ‘nikkei’ que lleva sangre japonesa, es ese particular bagaje de moral japonesa que le acompaña. Se trata de retazos de esa moral colectivista traída por los primeros padres desde la era Meiji, formalizada en la anterior era Tokugawa y estructurada por el pueblo japonés a través de largos milenios. 

Siendo el “individualismo” la causal basal de la moral occidental, el “colectivismo” entra a  estas tierras de nuevo cuño como una modalidad sin destino.  Inicialmente, organizarse a partir de ella  se  hace relativamente sencillo para los llegados en grupos y reunidos en “colonias”. No así para esos otros que ingresaron informalmente, de uno en uno, teniendo que aprender primero el significado de la palabra “individuo”. Pero igualmente, después de años,  lograron formar el sui generis y  único colectivo que les fue posible: su propia  familia nuclear. Para los demás, el colectivismo secular también sólo pudo encontrar nido permanente dentro de  las  estrechas esferas de la  Familia Nikkei.

Y esta familia  no sólo se afianza sino progresa sostenidamente a través del tiempo, siempre inspirada por esas mandantes de moral japonesa que misteriosamente sigue transmitiéndose de generación en generación. De ahí el respeto al orden establecido, al alto valor dado a la educación y al trabajo y en conservar la honra de  la familia. Pero también junto a ellas, por ejemplo, está esa  premisa de la “uniformidad” que busca mimetizar a la familia  dentro de la barriada, cultivando actitudes de  bajo perfil. Para ello, cada cual establece su  particular ‘sakoku’, procurando que su espacio se haga lo más  independiente y autosuficiente posible. De ahí que sus contactos con el mundo que la rodean se manifiesten siempre escasos, inclusive frente a esas instituciones emparentadas que ellos mimos  construyeron y han ayudado a perpetuar. Pero los éxitos educacionales de los hijos que profesionalmente ocupan  nuevos espacios dentro de la  vida comunitaria, obligan a un relativo aperturismo. Luego los matrimonios con componentes ajenos, contribuyen otro tanto. Estos mayores ámbitos, sin embargo, siguen considerándose como variantes de la intimidad familiar. Más allá de aquello, el silencio. Seguramente, el mejor ejemplo de esta singular conducta de anonimato es la dada por “el caso Fujimori” en Perú. A pesar que le otorgan el justo reconocimiento  de ser un hombre excepcional que rescata a su país de la miseria y corrupción para ubicarlo en la senda del progreso, no pueden perdonarle que haya  dado motivos para que el ´nikkei’ común tuviera que exponerse a la curiosidad de terceros. 

A lo largo de América contamos hoy con una ya centenaria familia ‘nikkei’, plenamente aceptada     por sus capacidades, aportes y sobriedad. Sin embargo, siguen empecinadas en mantener ese “respetuoso” distanciamiento que les hace ignorar una parte significativa de la realidad global que,  quiera o no, está delineando el presente y futuro de sus  existencias.

3.“LOS NIKKEI EN UN MUNDO GLOBALIZADO”: 

A  pesar que este título se constituyó en la portada de la COPANI XV de Uruguay, no se hizo parte obligada  de  su temática, siendo tocada sólo tangencialmente. La globalización es un tema  de vieja data ajena a las grandes mayorías. Amparada por una engañosa nebulosa deja que sus  aplastantes comportamientos lleven  siempre  nombres ajenos.  Sólo se  sabe que se relaciona con el capitalismo y con la concentración del poder económico. Que es la causante de sordas luchas  donde los bienes claves del mundo van cambiando de dueños para quedar cada vez en menos manos.  Sin embargo, el desconocimiento de pormenores y resultados, escasamente deriva en preocupaciones permanentes  porque al final se impone la creencia  de  aquel mal bíblico donde tienen que haber hombres despojando a otros. Sólo nos inquietamos un minuto cuando vemos que estos gestos de rapiña llegan a nuestros barrios y sus víctimas se nos hacen conocidas. Un ejemplo candente  lo encontramos en el caso de los tintoreros argentinos. Aquella fuente de trabajo tradicional de miles de familias ‘nikkei’ está siendo velozmente aniquilada por grandes consorcios dedicados al rubro de la limpieza y con los cuales es imposible competir. La justificación es simple. Es parte del obligado “daño colateral” que ocasiona el  “avance del progreso”.

También recibiremos explicaciones simples para justificar los sistemáticos despojos de naciones enteras. Nos hemos hecho despreocupados testigos de cómo muchos de nuestros países están perdiendo  sus singularidades y se están haciendo parte de anónimas entidades externas. Cada vez más se debilitan sus fronteras. Leyes nuevas,  convenios y aliados permiten la libre manipulación de sus riquezas.  Todo esto condimentado con el manejo de entidades  gubernamentales encargadas de direccionar  los caminos de mañanas inmediatos.  Si este proceder “dentro de la democracia” no funciona, entonces - como  vemos en otras latitudes - culturas enteras  se ven violentadas por defender herencias ancestrales y fundamentos de vida. En otros casos,  fomentadas luchas intestinas llevan a desastrosos resultados con sólo perdedores y donde  el  miedo, la miseria y el hambre permiten la apertura de cualquier puerta. Tampoco quedan afuera palabras como Crisis y Guerras. Frente a tanto nubarrón que pretende tapar en forma definitiva el azul del cielo, fácilmente la imaginación le pone escenario a ciertas historietas de ciencia-ficción. En  un día no muy lejano se impondrá una única cultura planetaria manejada por  un omnipotente gobierno planetario que regenta a hombres-masas planetarios.

Si esto fuera verdad y nosotros los ‘nikkei’ siendo una minoría manifiesta ¿que podríamos hacer  frente a esta supuesta avalancha arrolladora?. Es posible que ya estemos contra la espada y la pared y sólo nos queden dos opciones. Podríamos decir que nuestra situación se torna parecida a aquel dilema enfrentado por Japón, al momento en que  Meiji se posesionara del poder imperial en 1868.  ¿Aceptamos mansamente ser rasados por la voluntad de estos poderosos o nos empeñamos en conservar nuestra identidad ‘nikkei’?.

Si nos inclináramos  por la primera opción sólo habría que dejar que  los acontecimientos sigan su curso y simplemente esperar que  desaparezca de nuestros diccionarios la palabra ‘nikkei’ además, claro está, de la esencial condición de  “ser  hombre”. Si optáramos por la segunda entonces,  ¡el tiempo apremia!.  A partir de nuestras familias ya bien estructuradas, habría que levantar las cabezas, mirar alrededor y determinar estrategias para unificar  nuestra desperdigada comunidad Nikkei. Siendo flechas dispersas somos presas fáciles. Las enseñanzas recibidas nos dicen que   debemos agruparnos en un vigoroso haz. Para ello contamos con miles de familias ubicadas en estratos medios y medios superiores, con organizaciones sociales de nuestra pertenencia, con relaciones internacionales que de alguna manera se entretejen, con comunidades locales de las que somos parte y que tienden a favorecer la idiosincrasia y el quehacer ‘nikkei’. Sólo necesitamos voluntad para  direccionar las fuerzas centrípetas que tenemos a mano, reestructurando  cuerpos  colectivizados tipo siglo XXI que podrían alcanzar dimensiones insospechadas.

Paralelamente, debemos poner en operación  estrategias para generalizar una  “educación de complementos vitales”. Ello implica rellenar vacíos de la actual  educación familiar y formal para  acrecentar conciencias sobre: a)  una más despierta capacidad analítica que  descubra los alcances de las verdades a medias que  distorsionan la realidad, b) sacar a luz los impulsos rectores de la moral japonesa que históricamente han dirigido los pasos de la familia y ver en ellos sus bondades y debilidades acorde a la marcha de los tiempos, c) estudiar retazos de historia japonesa para comprender el “ser japonés” y el “ser ‘nikkei’,  d) sensibilizar sobre los caminos luminosos del ‘kokoro ’ como contrapartida  al materialismo, e) crear espacios de relaciones permanentes a través de deportes, artes y entretenciones japonesas, entremezcladas siempre con las locales.

En todo  esto la juventud ‘nikkei’ tiene mucho que decir.  De hecho sí,  debe dejar atrás  aquel aserto japonés de que “el clavo que asoma la cabeza recibe el martillazo” y  aprovechando sus capacidades que lo hacen especial (ese plus japonés), tomar liderazgos entre pares y   comunidades locales para hacerse partícipes de sistemáticas campañas de comportamientos aglutinantes y obras de bien público.

Si lográramos la voluntad de hacer realidad estas medidas, el  Mundo Nikkei’ tendría altos muros de salvaguarda. Por su probada eficiencia en la vida del trabajo y por su reconocido pacifismo, ni siquiera debería ser objeto de presiones específicas porque, más bien, se estaría esperando que  caiga por su propio peso, haciéndose parte de la gran masa  acondicionada. Seguramente, para mantenerse incólume, sólo tendría que echar mano en momentos álgidos y cuando el sentido común se lo indicara, de la flexibilidad del bambú para doblarse sin romperse. 

Al final, como la Historia lo ha corroborado una y mil veces, la Verdad tendría que volver a su justo centro y entonces, estaría entre los primeros para disponer de espacios donde florezcan  plenamente  los cerezos.

* El presente artículo es el resultado de la sesión “Comunidades Multiraciales / Multiétnicas”, en el workshop realizado por el Discover Nikkei en el XV COPANI, realizado en 18 de septiembre de 2009, en Montevideo, Uruguay.

© 2009 Ariel Takeda

convenciones de la Asociación Panamericana Nikkei COPANI 2009 identidad
Sobre esta serie

Discover Nikkei fue anfitrión de dos sesiones de la conferencia COPANI en Montevideo, Uruguay, llevada a cabo entre el 17 y 19 de setiembre de 2009. Las sesiones fueron presentadas simultáneamente con varias de nuestras Organizaciones Latinoamericanas Participantes.

Esta serie muestra los temas discutidos por los panelistas de ambas sesiones, así como también otras de las sesiones de la conferencia. 

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Acerca del Autor

Ariel Takeda, nikkei chileno, profesor, licenciado en Educación. Nace y crece en el sur de Chile. Se relaciona con la cultura japonesa (1980) y en la actualidad es difusor e ella a través de artículos, ensayos, cursillos, asesorías a estudiantes terciarios, encuentros internacionales y apoyo entregado al ámbito periodístico en temas que se le relacionan, también, colaborador de Discover Nikkei. Como escritor comparte autoría con otros investigadores americanos en la “Encyclopedia of Japanese Descendants in the Americas” - EE.UU - Inglés y japonés – 2002; Escribe y publica su libro histórico Japoneses Chilenos (1900-1949) – 2006. Prepara la segunda parte de Japoneses Chilenos 1951/2000 - (Inédita). Su primera novela es El Nikkei, a la sombra del Samurai - 2011. Su cuento “Estoicismo Japonés” gana el concurso Discover Nikkei y se publica en español, inglés y portugués (2013). Su último libro es la novela El Diario de Terry (2015). En el presente escribe la versión histórica para nikkei “La Guerra del Pacífico 1941-1945.” 

Última actualización en diciembre de 2018

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