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Parte VII: Tintoreros

En 1912, se marcó el inicio de esta actividad en Buenos Aires, con la apertura de dos tintorerías, Kotani y Nakamura. A partir de ese año, se incrementó rápidamente su número hasta convertirse en la actividad de la mayoría de los japoneses instalados en la ciudad. Esta profesión no exigía instalaciones costosas, ni una alta capacitación técnica, ni gran dominio del idioma. El desarrollo laboral era a nivel familiar, en el que entraba dinero en efectivo todos los días.

Durante el gobierno de Perón, muchas familias y recién casados optaron por este oficio que les aportaba mayor solvencia económica dejando las tareas rurales. Hubo  empresarios japoneses dedicados a otras actividades llegando a la ruina por no poder afrontar las medidas proteccionistas del gobierno de Perón, con la clase obrera, es decir: el valor del salario, vacaciones pagas, aguinaldos, indemnización por despidos, sistema de jubilación y previsión  médica. Por tal motivo, estos prefirieron la actividad de la tintorería dentro de un marco de trabajo familiar, minimizando gastos y pérdidas. En esos tiempos, el régimen peronista comenzó a mostrar signos de debilitamiento, de las medidas económicas sumado la nacionalización de empresas de capital extranjero que contribuyeron a un rápido aumento del gasto fiscal, y la descontrolada emisión monetaria, a una súbita devaluación de la moneda.

Con este trasfondo económico, el tanomoshi, sistema informal de ahorro mutuo de la colectividad, cobró gran auge. Los inmigrantes utilizaban este método según sus necesidades.

Organización gremial. Separación de la sección japonesa. Problemática. 

La época peronista, se caracterizó por el dictado de leyes laborales y la formación de sindicatos para cada oficio. Los delegados obreros, eran elegidos en sus respectivos lugares de trabajo y todos los años, con la mediación de la Secretaría de Trabajo, se firmaban convenios de paritarias entre el sindicato y la organización patronal para fijar los sueldos. La Confederación General del Trabajo (CGT), que reunía a todos los sindicatos, se fue convirtiendo en una poderosa organización política que apoyaba al gobierno de Perón.

En este contexto, los empresarios japoneses de los distintos oficios, debieron ingresar a organizaciones ya formadas, o crear nuevas.

En 1948, Fukashi Nakazawa, oriundo de Hyogo, representante de los tintoreros, propuso “ingresar a una agrupación ya existente llamada Unión de Propietarios de Tintorerías, conocida como La Unión”. Por su parte, también La Unión, estaba de acuerdo en que ingresaran los colegas japoneses a la organización. En octubre, se celebró una reunión donde se designó un comité fundacional de una Cooperativa de Tintoreros, la que se fundó en enero del año siguiente y en julio de 1949, recibió el reconocimiento oficial de la Policía Federal para desempeñarse como organización gremial. Su objetivo era la protección y el beneficio de las pequeñas y medianas empresas. Debido a unas publicaciones de Nakazawa, en el periódico Akoku Nippo, cuando se estaba formando la Cooperativa, fueron mal interpretadas, como si estuviera en contra o generando dos grupos. Fue entonces que La Unión llamó a conciliación, se aclaró el mal entendido y se incorporaron a la organización ya existente, pero tenían como obstáculo el idioma por lo que formaron una sección con dos delegados japoneses que integrarían la comisión funcionando como intérpretes.

Hacia 1952, estaban bajo el régimen de control de precios, pero aquellos que efectuaban donaciones, obtenían un beneficio y en la Unión, la sección japonesa, en especial los directivos, eran los que más colaboraban.

Este ambiente de armonía, cambió de repente, por causa de la lucha interna desencadenada por la asamblea general. Al verse los japoneses envueltos en la lucha por el poder, decidieron retirarse de La Unión y crear una entidad gremial que los nucleara.

Luego de muchas deliberaciones, el 4 diciembre de 1954, se celebró una asamblea, donde nació la Cooperativa de Consumo de los Tintoreros. Se organizó en forma de sociedad por acciones, debiendo los miembros, adquirir dos acciones y abonar una cuota de ingreso. Se resolvió nombrar al presidente Perón como socio número uno de la Cooperativa, y obsequiarle la primera acción.

A medida que se reglamentaban las leyes de trabajo, el trato con los empleados, causaba cada vez más problemas: los sucesivos aumentos de sueldo, los aportes jubilatorios, los días por enfermedad, las asignaciones familiares, las vacaciones pagas. Los empleadores japoneses, no completamente interiorizados de las leyes laborales y con dificultades en el manejo del idioma, tenían roces con los empleados, no sólo en las cuestiones atinentes al manejo administrativo, sino también, al trato cotidiano, el cual les generaba juicios.

La Cooperativa de Consumo de Tintoreros, que aún sigue existiendo pero no tiene el peso necesario para ayudar a la comunidad de tintoreros, sufrió sucesivos fracasos de gestión, por falta de una administración con sentido común y asesores capacitados.

Tras la caída del gobierno de Illia, se sucedieron los gobiernos militares y las medidas económicas que establecieron, perjudicaron a los tintoreros que se veían cada vez más apremiados. Las tintorerías iban en aumento, con ello la competencia desmedida, no podían aumentar los precios pero si aumentaban los alquileres, lo que generó que muchos se mudaran de las zonas caras a la periferia.

En medio de esta crisis económica, comenzaron a aparecer los electrodomésticos, lavarropas y prendas sintéticas, vaqueros, etc., de fácil lavado y sin necesidad del planchado, lo que provocó un descenso de la demanda del trabajo de la tintorería. El ingreso de las tintorerías europeas y norteamericanas, equipadas con modernas instalaciones que en vez de solventes tradicionales utilizaban percloroetileno, era muy grande al lado de las tintorerías japonesas, que eran pequeñas empresas familiares y por consiguiente no podrían competir con estas otras. Por eso, ante esta situación, la Embajada japonesa en el país, remitió al gobierno japonés un proyecto para modernizar las tintorerías, por lo que el gobierno de Japón envió asistencia financiera.

La CATYA, hizo esfuerzos para afiliar a numerosos tintoreros que todavía no lo estaban, planeando la organización de reuniones zonales en barrios de Capital y localidades de Buenos Aires.

Durante la presidencia de Isabel de Perón, la situación del país empeoró en todos los ámbitos, y los tintoreros fueron perjudicados por la inflación y el control de  precios.

La Cámara de Tintorerías de la Provincia de Buenos Aires, consiguió la personería jurídica en 1976 y adquirió un inmueble como sede social ese mismo año, logrando el reconocimiento del sector.

Durante los gobiernos militares, que sucedieron, la política económica produjo un retroceso en el sector. Con el advenimiento de la democracia en 1983, no se logró la recuperación y debido a la demanda de Japón por mano de obra, muchos tintoreros japoneses de Argentina decidieron dejar sus labores, para ir a trabajar temporariamente al Japón.

Durante la presidencia de Carlos Menem, la ley de convertibilidad para estabilizar la economía y darle fin a la era inflacionaria, dio un gran impulso a la importación de mercadería barata, lo que trajo la ruina de la industria nacional y el aumento de la desocupación. Las tintorerías sufrieron las consecuencias sumándole, en 1994, la llegada de la cadena 5 a Sec, de origen francés. Para sobrevivir muchos nisei encararon reformas en sus locales introduciendo máquinas automáticas de lavandería, ofreciendo servicio de reparto, como forma atractiva y competente ante el avance de las nuevas tintorerías1.

Desde mediados del 2008, la mayoría de las tintorerías tradicionales fueron sorpresivamente inspeccionadas, labrándose actas con altas multas, por una ley que los tintoreros desconocían y que fue reglamentada meses después de la asunción de Mauricio Macri como jefe de gobierno. En la colectividad japonesa, entre los tintoreros fue propagándose el temor por las inspecciones y en muchos casos, se sintieron perseguidos. En menos de un año, cien tintorerías tradicionales cerraron sus puertas.

Un grupo de tintoreros tradicionales decidieron hacerle frente a la situación y se agruparon bajo el lema Tintoreros Tradicionales Auto convocados, que con fundamentos y convicción iniciaron la lucha por mantener la actividad.

El 24 de junio del 2009, los tintoreros de la colectividad japonesa se manifestaron por primera vez en la historia, en una protesta pública contra la ley 1727 del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Fue una protesta por la continuidad, de una actividad que es sinónimo de la colectividad, de décadas de oficio y artesanal, de mucho sacrificio para muchas familias2. La lucha aún continúa, así lo expresan los diarios locales3. Las tintorerías para continuar deben adecuarse a los tiempos que corren, para ello deben re empadronarse4, aceptar los controles ambientales5, etc.

En este marco histórico, comentaremos el caso de los tintoreros de la ciudad de La Plata oriundos de Colonia Urquiza.6 Algunas familias que en su comienzo se dedicaron al campo, debido a los avatares del país, decidieron mejorar su situación cambiando al rubro comercial en la ciudad y especialmente estableciendo una tintorería, como veremos a continuación7.

Murakami, Hideo (nacido en Hiroshima 2/12/1941, casado con tres hijos, dos nietos y encargado de su madre que actualmente ayuda en la tintorería). Llegó a la Argentina en 1957, proveniente de la corriente migratoria del Paraguay. Trabajó como mecánico chapista con su hermano, hasta que logró comprar un campo en Colonia Urquiza, y comenzó la tarea de floricultor durante 34 años. Desde 1974 hasta 1983, el trabajo fue estable pero debido a la muerte de varios floricultores y familiares, por toxicidad de los químicos que se utilizan en la fumigación, pensó en cambiar de oficio, y fue un cuñado tintorero que lo inició y lo ayudó a buscar un lugar en la ciudad de La Plata para establecer su propio negocio.

Desde la década del ´90, se dedica a la tintorería. Con su oficio, ha logrado darle educación a sus hijos. Su casa se encuentra en Colonia Urquiza, pero viaja todos los días al negocio que tiene en la ciudad. Una hija, la esposa y su madre, son las que lo ayudan. Por un tiempo más se mantendrá en el rubro, pero es muy difícil, ya que no es tan redituable como hasta hace algunos años.

En cambio N S (nacida en Paraguay, casada, con una hija), nos comentó que era floricultora ayudando en la labor familiar, pero al casarse con un tintorero se mudó a la ciudad y se dedica a ese oficio, desde 1993.

Según nos relató, hay mucha competencia de tintorerías japonesas y argentinas, algunas fueron cerrándose, porque los hijos eligieron carreras universitarias, y ya no eran tan rentables. Hizo alusión, que seguirá trabajando mientras pueda mantenerlo, ya que su hija comenzó estudios superiores y no seguirá  el legado familiar

En ambas entrevistas, la floricultura fue en primera instancia la fuente de ingresos, pero debido a los avatares económicos algunas familias de Colonia Urquiza, decidieron probar suerte cambiando por la tintorería, pero presagian, que sus descendientes buscarán nuevos horizontes, y posiblemente el local se convierta en otro.

Notas: 

1. Gran parte de la información, sobre la historia de la tintorería en Argentina, fue extraída de “Historia del inmigrante japonés en Argentina”, Tomo I, período de pre-guerra, versión en español, publicada por FANA, Cap. IV, Sec. II, pág. 140 a 166.

2. La Plata Hochi, Nº 8271, año 62, jueves 15 de julio del 2010, pág. 1.

3. La Plata Hochi, Nº 8247, año 62, jueves 15 de abril del 2010, pág. 2.

4. La Plata Hochi, Nº 8279, año 62, jueves 12 de agosto del 2010, pág. 1.

5. La Plata Hochi, Nº 8292, año 62, jueves 30 de septiembre del 2010, pág. 1.

6. Se ha realizado un relevamiento de las tintorerías japonesas que se encuentran actualmente en funcionamiento, en la ciudad de La Plata: Gran París, Iza, El Japón, Hinomoto, Kokeshi, Iwate, San Martín, Kaneshiro, Onaha, Murakami e hijos, Nueva Japón.  En general las tintorerías llevan nombres o apellidos de sus propietarios, nombres de ciudades japonesas como Tokio, Kobe, Kioto, etc., o El Japonés, Japón, Nueva Japón, o símbolos o emblemas nacionales como, Fuji, Sakura, Kokeshi, Kabuki, etc.

7. En la ciudad de La Plata, aún no se ha registrado ningún caso de cambio de rubro, de tintorería a restaurante.

 

© 2014 Irene Isabel Cafiero

About this series

This series is about the Nikkei community settled in Colonia Urquiza, in La Plata - Argentina, since the sixties, with the arrival of the first immigrants, their activities in agriculture, the practice and dissemination of their ancestral culture and its projection on Argentine society.

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About the Author

He was born in the city of La Plata, Province of Buenos Aires. Professor and Graduate in History, graduated from the Faculty of Humanities and Educational Sciences of the University of La Plata (UNLP). He has published articles and three books: History of an Immigrant , Traveling the World and Some Voices, Much Tradition ( together with Prof. Estela Cerono) .

Last updated May 2014

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